domingo, 21 de agosto de 2011


Proyecto avalado por la OMS

Un invento argentino facilita el parto

Fue creado y desarrollado por un mecánico; ya se utilizó con éxito en once nacimientos
Por Sebastian Rios  | LA NACION
Javier Schvartzman. Foto: Patricio Pidal / AFV
Todo comenzó con una apuesta en un asado. Jorge Odón, mecánico e inventor con varias patentes en su haber, le apostó a su amigo Carlos Modena que era capaz de sacar un corcho del interior de una botella vacía valiéndose de una bolsita. El truco es un clásico que, bien realizado, es infalible, por lo que Odón ganó la apuesta.
Pero esa misma noche, mientras dormía, lo sobresaltó una idea. Despertó a su mujer y le dijo: "Viste lo del corchito, sirve para facilitar el parto". Su mujer se dio media vuelta y siguió durmiendo.
Desde entonces pasaron 5 años, en los que el dispositivo para facilitar el parto, que inventó basándose en los principios que permiten sacar el corcho de la botella, cosechó numerosos premios. Como el de la convocatoria Saving Lives at Birth: a Grand Challenge for Development, organizada, entre otros, por la Fundación Bill y Melinda Gates, en busca de inventos que prevengan muertes durante el parto, y el del I Foro Mundial de Innovación Médica, realizado en Tailandia, donde fue elegido uno de los 10 inventos más sobresalientes.
Pero quizá lo más importante es que el dispositivo Odón ya ha sido probado con éxito en 11 partos, como parte de un protoloco de investigación que lleva adelante el Departamento de Ginecología y Obstetricia del Cemic, con el apoyo del Departamento de Salud Reproductiva de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
"Es un dispositivo pensado para facilitar el parto durante el llamado período expulsivo prolongado, que es cuando la mujer tiene la máxima dilatación, está pujando, pero el parto no se produce", explica el doctor Hugo Krupitzi, uno de los investigadores principales del proyecto, que recuerda que la prolongación del período expulsivo se asocia con riesgos para la madre y su hijo.
"La ventaja es que es un dispositivo de bajo costo y fácil de implementar", agrega el doctor Angel Fiorillo, jefe del Departamento de Ginecología y Obstetricia del Cemic. "Puede ser utilizado en lugares donde no hay formas de solucionar esa situación, como en el Africa subsahariana, donde no se puede hacer una cesárea ni emplear fórceps. O en sitios donde sí se pueden emplear esos métodos, donde utilizado como primera opción podría ayudar a reducir la tasa de cesáreas", completa otros de los investigadores principales del proyecto, el doctor Javier Schvartzman.
Otros potenciales beneficios del uso del dispositivo Odón es disminuir el riesgo de infecciones perinatales, como la transmisión madre-hijo del VIH, y el riesgo de hemorragias posparto. Pero eso deberá ser demostrado por el programa de estudios clínicos, que comenzó en marzo de este año.

UNA BOTELLA EN UN MALETÍN

Pero volvamos a los días posteriores al asado germinal. "Lo llamé a Carlos [Modena] para decirle que lo del corchito servía para facilitar el parto. Me cortó; creía que lo estaba cargando", dice Odón. A los pocos días, insistió y logró sumarlo al proyecto.
Odón desarrolló entonces un primer prototipo del dispositivo, que consistia en dos bolsitas que, introducidas en el útero materno, permitirían sacar al bebe, y comenzaron a probarlo en un útero de vidrio creado para tal efecto. "El paso siguiente, antes de patentarlo, fue hacer una investigación internacional para ver si no existía algo parecido", cuenta Modena.
Con el dispositivo patentado, a Odón y Modena les recomendaron acudir al doctor Enrique Gadow, ex jefe de Obstetricia y Ginecología del Cemic -que actualmente preside su comisión directiva-, y que los derivó a la oficina de Schvartzman.
Y hacía allí fueron. "Al principio, parecía una cargada -recuerda Schvartzman-, porque sin mediar palabra abren un maletín y sacan una botella con un corcho adentro. Me dicen: «Doctor, trate de sacar el corcho». Yo les digo que no sé cómo, y me hacen la demostración. Cuando el corcho sale, es algo inquietante..."
Los investigadores del Cemic se sumaron al proyecto, proponiendo incluso cambios, como reemplazar las dos bolsas que debían envolver todo el cuerpo del bebe por una sola, para envolverle la cabeza. Llegado ese punto, había que superar un escollo: encontrar un modelo de útero con mayor peso científico que el que venían usando hasta entonces, que permitiera validar el dispositivo para así pasar a su prueba en seres humanos.
De visita en Buenos Aires se encontraba Mario Merialdi, de la OMS. Gadow hizo el puente para que Odón fuera a mostrarle el dispositivo. "Iban a ser 10 minutos, pero terminamos hablando una hora", dice Odón. Merialdi gestionó a través de la OMS la visita del equipo de investigadores a la Universidad Des Moines, en Iowa, Estados Unidos, que posee los mejores simuladores de parto del mundo.
El camino recorrido por el dispositivo Odon luego de la visita a Des Moines puede resumirse de la siguiente forma: la prueba en los simuladores de parto fue exitosa, por lo que se dio por concluida la fase de investigación preclínica; la presentación del dispositivo en encuentros científicos como los mencionados despertó gran entusiasmo (y premios); en marzo, comenzaron las pruebas en seres humanos.
Mariana Macchiarola, de 33 años, fue la paciente número 5 en la que se probó el dispositivo. "Yo ya había sido madre, y mi primera experiencia había sido muy dolorosa: me habían hecho episiotomía y no pude disfrutar del momento del parto -cuenta Mariana-. Cuando nos propusieron participar del estudio, me miré entonces con mi marido y dijimos: «Vamos». Si una no está dispuesta a probar estas cosas, la tecnología no avanza."
Su única inquietud previa, según recuerda, era si, al colocar la manga en la cabeza del bebe, no se ahogaba. Schvartzman responde: "Dentro del útero, el bebe no respira. La primera respiración ocurre cuando sale el tórax y, para ese entonces, el dispositivo ya ha sido retirado".
"León nació el 18 de abril; salió perfecto y no sentí nada de dolor", asegura Mariana. Ya son 11 los partos realizados con el dispositivo en esta primera etapa de investigación que, una vez concluida, dará paso a la segunda etapa, en la que el dispositivo será probado en un número mayor de pacientes, aquí y en Sudáfrica. La tercera etapa será un amplio estudio internacional.
Si todo sale bien, estima Krupitzi, "el dispositivo podría estar disponible en entre 3 y 5 años".
"Utilizado como primera opción, podría ayudar a reducir la tasa de cesáreas"
Javier Schvartzman
INVESTIGADOR DEL CEMIC 

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