sábado, 31 de enero de 2015

¿Quieres una opción poco costosa y muy efectiva para mantener lejos a los doctores?


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 El vertiginoso ritmo cotidiano, la multiplicidad de roles potenciada por nuestro desdoblamiento personal en perfiles digitales, competencia masificada, exigencias sistemáticas, aparentes crisis financieras, modelos socioculturales insostenibles, narrativas desmoralizantes por parte de los medios. Todos estos son ingredientes que hoy caracterizan –junto con diversas bondades que por ahora no enlistare–, la actualidad humana. Y como una correspondencia a esta miríada de elementos, tenemos la consolidación del estrés, fenómeno que básicamente se refiere a la presión constante que las personas tenemos que enfrentar hoy en día.
El estrés se ha consagrado como fiel acompañante entre un buen porcentaje de las personas que hoy enfrentan una enfermedad. Los síntomas asociados con este estado, por ejemplo un cansancio crónico o un exceso de ansiedad, parecen ser detonadores ideales para desequilibrar el cuerpo humano y, eventualmente, someterlo a una enfermedad.

Entre las diversas medidas que se han experimentado para combatir la presencia cotidiana del estrés, las cuáles van desde fármacos hasta psicoterapias, existen algunas técnicas de meditación que han resultado ser particularmente eficaces, entre ellas la meditación trascendental y el budismo Zen. Jon Kabat-Zinn ha sido uno de los más prominentes promotores, desde el campo de la ciencia, del Zen en occidente. Su activo entusiasmo por está técnica le llevó a desarrollar en 1979 un programa llamado Mindfulness Based Stress Reduction (MBSR).
Este protocolo, cuidadosamente configurado por Kabat-Zinn, contempla una secuencia de meditación y prácticas de yoga a lo largo de ocho semanas, bajo la premisa de colocar tu atención en el momento presente. “Me encontraba enseñando sobre la biología molecular del desarrollo muscular, y comencé a preguntar a los doctores ¿a qué porcentaje de tus pacientes ayudas? Y ellos consideraban que entre un 15 y 20%”, afirma quien obtuvo en 1971 un doctorado en biología molecular por el MIT, y que actualmente dirige el Center for Mindfulness in Medicine, Health Care, and Society de la University of Massachusetts Medical School.

¿Pero qué hay del 80-85% de los pacientes que no lograron curarse con los tratamientos de la medicina alópata –y quienes, además, obviamente no obtuvieron reembolso alguno del dinero que invirtieron en busca de su salud? Kabat-Zinn y su equipo comprobaron que existe un cierto estado mental –que repercute en todos los ámbitos de una persona, incluidos el emocional y el físico–, que es aplicable para combatir prácticamente cualquier problema de salud: la circunspección (o lo que en inglés se conoce como mindfulness). Y precisamente este estado es asequible a partir de diversas técnicas de meditación.
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Actualmente el tema de salud pública representa una de las mayores amenazas para las finanzas de una nación. Al parecer el tradicional modelo de medicina alópata, complementado con el nefasto mercado que las farmacéuticas han construido para lucrar desmedidamente con la enfermedad humana, se presenta como algo insostenible. “El modelo de la medicina que consiste en localizar un problema aislado y resolverlo, ya no funciona. El sistema de salud estadounidense está provocando la bancarrota del país, financiando a las aseguradoras y dejando exhausto al personal médico. Y no obstante lo anterior, ocupamos el lugar cincuenta dentro de las expectativas de vida por país” advierte Kabat-Zinn en entrevista para el diario inglés Guardian.

La clave, evidentemente, está en rediseñar el sistema médico. Pero en un plano más profundo, existe un puntual requisito para lograrlo: re-pensar nuestra relación con nosotros mismos y, aún más allá, replantear la forma en la que nos relacionamos, mediante nuestra atención, con la realidad –favoreciendo el aquí y el ahora.
“Básicamente se trata de entrenar tu atención, y en dónde la depositas. Es sentido común. No se trata de curas, sino de dedicarnos a desarrollar una relación distinta con nuestras propias experiencias, ya sea que se trate de ansiedad, dolor, estrés o depresión. Sabemos que esto provoca cambios en la forma de nuestro cerebro e incluso afecta el comportamiento de nuestras células.”
Curiosamente, quizá honrando la perfección del diseño original de todas las cosas, en estos días encontramos decenas razones que nos invitan a renovar los paradigmas actuales. Y de acuerdo a lo anterior, la medicina es un campo en el que está urgencia “transformacional” también está presente.
Independientemente del programa MBSR, existen distintas técnicas de meditación, al alcance de todos, que proveen los beneficios necesarios para auto-regular nuestro cuerpo (incluidos mente y emociones), con lo cual evitaremos una buena porción de los males que afectan hoy a millones de personas. En este sentido es importante recalcar que tu salud está, afortunadamente, en tus propias manos –y no en la de misteriosos fármacos o costosos médicos. Imprimiendo algo de disciplina en tu vida para asegurarte ciertos hábitos preventivos, por ejemplo mantener una buena alimentación, horas de sueño adecuadas, y algo de actividad física, y complementándolo con una sesión cotidiana de unos treinta minutos de meditación, estarás ahorrándote un significativo porcentaje de las visitas al doctor.
En fin, tu salud está en tus manos, y parece que es buen momento para refrescar nuestra existencia. Recuerda que tu atención, y tu intención, definirán en gran medida tu realidad individual.  
 Twitter del autor: @paradoxeparadis 

Icaria: la increíble isla donde la gente se olvida de morir

ICARIA, GRECIA. - En Grecia, a 265 kilómetros de El Pireo y a un tiro de piedra de las costas turcas, hay una pequeña isla donde la gente suele olvidarse de morir.
Icaria es una escarpada montaña de 255 km2 que surge imponente de las aguas cristalinas del mar Egeo, donde sus 10.000 habitantes tienen tres veces más posibilidades de llegar a los 100 años que cualquier otro pueblo del mundo.
Uno de cada tres icarianos llega a los 90 años, según varios estudios científicos. También tienen 20% menos probabilidades de padecer cáncer.
Sufren 50% menos de enfermedades cardiovasculares, no conocen la depresión ni la demencia, tienen una activa vida sexual y permanecen física y mentalmente ágiles hasta el último día de sus vidas.
Icaria debe su nombre a Ícaro, hijo de Dédalo en la mitología griega, que habría caído al mar frente a la isla después de quemarse las alas por querer acercarse demasiado al sol.
Icaria debe su nombre a Ícaro, hijo de Dédalo en la mitología griega, que habría caído al mar frente a la isla después de quemarse las alas por querer acercarse demasiado al sol
Hay quienes cuentan que Dioniso, el dios del vino, también habría nacido aquí. En todo caso, la calidad de su vino, así como su reputación de destino benéfico para la salud, remonta al siglo V a.C., cuando los griegos iban a bañarse a las aguas curativas de Therma, pequeña ciudad de la costa oriental. En el siglo XVII, Joseph Georgirenes, obispo de Icaria, describió a sus habitantes como individuos orgullosos, independientes y ascéticos, "al punto de dormir en el suelo con una piedra a guisa de almohada".
"El aire y el agua de Icaria son los elementos más admirables de la isla", escribió. "Son tan salubres que la gente vive hasta una edad muy avanzada. Lo normal es cruzar a diario personas de más de 100 años", relató.
Icaria es una escarpada montaña de 255 km2 que surge imponente de las aguas cristalinas del mar Egeo, donde sus 10.000 habitantes tienen tres veces más posibilidades de llegar a los 100 años que cualquier otro pueblo del mundo
Si Georgirenes hubiese vivido en la actualidad, también habría anotado el proverbio local, según el cual en la isla hay tres husos horarios: GMT, la hora griega y la de Icaria. Porque los icarianos simplemente no ven la necesidad de regir sus vidas con el reloj. "Pasará cuando tenga que pasar", dicen. Y nadie se ofusca si los invitados llegan a la boda a las 22, cuando la cita era a las 18.
Si bien la televisión, los medios de transporte y el incipiente turismo están cambiando sensiblemente el modo tradicional de sus vidas, en la actualidad cada familia cuenta con uno o dos centenarios que, en general, son el centro de atención de los más jóvenes.
Ése fue el caso de Emmanuil Kryaras, el célebre filólogo que murió en mayo pasado, a los 107 años, víctima de una anodina caída, después de haber recorrido el mundo dispensando su saber por cuatro continentes durante su larga vida.
Smagarda Karimali nació el 20 de junio de 1921. Tiene cuatro hijos, 13 nietos, nueve bisnietos. Aún hoy, el grupo sigue girando en torno de ella. "Nada se hace en la familia sin consultarlo con yaya[abuela en griego]", reconoce Nikos Tsarnas, uno de sus nietos. "Ella sabe todo. A veces nos preguntamos cómo hace", confiesa.
Enérgica, ágil, atenta a todos los detalles, cuando LA NACION la visitó, Smagarda estaba visiblemente contrariada por un persistente resfrío que la tenía en cama desde hacía varios días. A pesar de todo, haciendo honor a la proverbial hospitalidad icariana, la mujer había pasado el día en la cocina, preparando dulces y postres tradicionales, que acompañó con una deliciosa infusión de hierbas locales.
Los icarianos simplemente no ven la necesidad de regir sus vidas con el reloj. "Pasará cuando tenga que pasar", dicen. Y nadie se ofusca si los invitados llegan a la boda a las 22, cuando la cita era a las 18
Smagarda y su marido, un experto productor de miel que murió en 2011 y con quien vivió durante 65 años, son el perfecto ejemplo de la vida en Icaria. Ambos nacieron cerca de Agios Kirikos, la capital administrativa de la isla, y se casaron a los 20 años. Desde ese momento, compartieron todo.
"Nos levantábamos a la madrugada, desayunábamos frugalmente y partíamos al campo a trabajar. De regreso almorzábamos y dormíamos una siesta de media hora. Las veladas siempre estuvieron dedicadas a reunirnos en familia, visitar amigos o recibirlos en casa", resume.
Según Smagarda, los icarianos "siempre comieron lo que producían". Para el desayuno, leche de cabra, vino local, té de salvia o café griego, miel y pan casero. Al mediodía, lentejas, garbanzos, papas, legumbres verdes (apio, diente de león y una hoja parecida a la espinaca llamada horta) y cualquier otro vegetal de estación, producto de la huerta familiar, siempre con aceite de oliva. Para la cena, sólo leche de cabra y pan, acompañado con té de hierbas.
"Para Navidad y Pascuas sacrificábamos un cerdo, que consumíamos poco a poco durante meses", relata.
Nada muy diferente, en realidad, de la tradicional y celebrada dieta que consumen todas las poblaciones de la cuenca mediterránea. Sin embargo, en Icaria hay algunas excepciones.
La doctora Ioanna Chinou, profesora en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Atenas, es una de las mayores especialistas europeas en propiedades bioactivas de hierbas y productos naturales. Para ella, muchos de los tés que consumen los icarianos son remedios griegos tradicionales. La menta salvaje cura la gingivitis y los desórdenes gastrointestinales; el romero se usa contra la gota; el estragón, para mejorar la circulación sanguínea.
"Pero los polifenoles presentes en las muestras provenientes de Icaria contienen propiedades antioxidantes mucho más potentes que en el resto de la región, y diez veces más importantes que las del vino tinto", explica. La mayoría de esa hierbas también tienen propiedades diuréticas, excelentes contra la hipertensión. "Es probable que, bebiendo esas infusiones por las noches, los icarianos hayan controlado su presión sanguínea durante toda la vida", señala Chinou.
Otra especialista de la Universidad de Atenas, la cardióloga Christina Chrysohoou, señala que los icarianos prácticamente no consumen carne, pescado ni azúcares refinados; beben mucho más té de hierbas que el resto de los griegos e ingieren menos calorías diarias.
"El escaso consumo de grasas no saturadas de origen lácteo o cárnico ayuda a combatir las enfermedades cardíacas. El aceite de oliva reduce el mal colesterol y aumenta el bueno. La leche de cabra contiene triptófano, que aumenta el nivel de serotonina y es extremadamente digestivo para la gente mayor", precisa.
Chrysohoou también cree que la costumbre de dormir la siesta prolonga la vida. "Un reciente estudio demostró que ese hábito reduce en 40% el riesgo de problemas cardiovasculares", precisa. Sin contar con el ejercicio cotidiano, ya que -dadas las condiciones topográficas de la isla- es imposible pasar allí una jornada sin escalar por lo menos una decena de colinas.

Las características propias y el pasado de Icaria podrían explicar esos hábitos. Los fuertes vientos que azotan la isla -mencionados por Homero en la Ilíada- y la ausencia de puertos naturales la mantuvieron fuera de las vías marítimas hasta no hace mucho. Esto, sumado a la permanente invasión de piratas que asolaban las aguas del Mediterráneo Oriental hasta el siglo XVIII, no sólo obligó a sus habitantes a ser autosuficientes, sino que los alejó de las costas y, aunque parezca increíble, a olvidarse prácticamente del mar, razón por la cual, rodeados de agua, consumen tan poco pescado.
Esa tendencia al aislamiento se cristalizó en la Edad Media, cuando los icarianos, convencidos por alguna razón de que descendían de la familia imperial bizantina, prohibieron el casamiento con extranjeros.
Pero esa antigua endogamia no explica todo. Los especialistas coinciden en que el milagro también reside en el gusto por la fiesta y la socialización.
Ya sea en la localidad de Agios Kirikos o en Evdilos, sobre la costa occidental de la isla, los escasos bares y restaurantes son un ejemplo perfecto de la intensa vida social de la isla. En cada mesa, grupos de jóvenes se mezclan con ancianos y debaten durante horas, animadamente, mientras consumen aceitunas, queso de cabra y un vino tinto producido desde hace siglos en la zona de Oenos (actual Kampos).
Ya sea en la localidad de Agios Kirikos o en Evdilos, sobre la costa occidental de la isla, los escasos bares y restaurantes son un ejemplo perfecto de la intensa vida social de la isla. En cada mesa, grupos de jóvenes se mezclan con ancianos y debaten durante horas, animadamente, mientras consumen aceitunas, queso de cabra y un vino tinto producido desde hace siglos en la zona de Oenos (actual Kampos)
Y, sin embargo, Icaria no escapó a la crisis de Grecia, un país donde el 40% de su población activa carece de trabajo. Una de las medidas más draconianas que tomó el gobierno central para pagar su deuda a los acreedores internacionales incluye el inminente cierre del único hospital de la isla. Una medida que, en realidad, preocupa mucho más a los jóvenes que a los ancianos.
"Somos nosotros los que vamos al hospital. No ellos", ironiza Christos Protas, que, a los 30 años, trabaja de taxista, traductor, guía turístico y agente de locación de vehículos para mantener a su familia.
Todos esos jóvenes pueden contar con la profunda tradición de solidaridad de los icarianos, aunque no siempre fue fácil para ellos. Durante la Segunda Guerra Mundial, cuando la isla fue ocupada por italianos y alemanes, el 20% de la población murió de hambre. Algunos especialistas explican la asombrosa longevidad de sus habitantes justamente a través de un fenómeno darwiniano, que habría permitido sobrevivir a los más fuertes. Después de la guerra, miles de comunistas e izquierdistas fueron desterrados a Icaria, dando un sustento ideológico a la natural tendencia de los icarianos a compartir.
"Para cada habitante, ésta no es «mi» isla; es «nuestra» isla", dijo a LA NACION la historiadora greco-británica Topsy Douris, autora del libro Icarian Tales, sobre sus propios orígenes.
La mayoría de los ancianos de Icaria, testigos de un siglo de sangre y fuego, han vivido padecimientos y privaciones que pocos aceptan rememorar. "Depresión, tristeza, soledad, estrés...Todo eso puede quitar décadas de vida. Lo importante es esto: el presente y una vida simple", dice Aleko Pateraki. A los 97 años, como cada día, ese hombre increíblemente enérgico prepara su modesto barco de pesca para hacerse a la mar.
Apuntando a la isla vecina de Samos, Aleko reflexiona: "A apenas 15 kilómetros, enfrente, hay un mundo totalmente diferente. Los samios son mucho más desarrollados. Tienen edificios altos, casas que valen millones de euros. En Samos, el dinero es un asunto serio. Aquí no. Eso nos permite vivir en paz".
Para él, el secreto de una larga vida es "nunca freír los alimentos en manteca, dormir todo el tiempo que sea necesario y con las ventanas abiertas, evitar la carne, beber té de menta o de salvia y asegurarse de contar con una o dos copas de vino en cada comida, ¡y con una buena compañera!".
Las investigaciones de Chrysohoou revelaron justamente un dato inesperado: los hombres de Icaria siguen teniendo una vida sexual "regular", "satisfactoria" y con "buena duración" entre los 65 y los 100 años.
Smagarda Karimali dice lo mismo con más pudor: "El amor y la familia es la clave de todo".
¿Quién puede vivir solo? -argumenta la mujer, de 93 años.
-¿Usted siempre estuvo enamorada de su marido?
Siempre. Pero él era hermoso -confiesa, al mostrar su foto.
-¿Y usted?
¿Yo? Era la más fea del pueblo. Pero siempre tuve otros argumentos muy buenos...
Icaria fue controlada por muchos, pero dominada por nadie. Samos, Persia, Esparta, Macedonia, Egipto, el Imperio Romano, Bizancio y Génova pasaron por ahí. En épocas más recientes, fue el turno de los Caballeros de San Juan y del Imperio Otomano. Por fin, la isla se integró a Grecia en 1912, tras vivir cuatro meses de independencia, durante los cuales los habitantes crearon una bandera, escudo y acuñaron moneda. Aun hoy, el minúsculo aeropuerto de la isla recibe al extranjero con la orgullosa divisa azul marino atravesada por una cruz blanca, junto a la insignia nacional.
Otro elemento fundamental que explica el denso tejido social icariano es la religión. "Nadie falta a misa los domingos y se ayuna en vísperas de las celebraciones ortodoxas. La iglesia ha sido históricamente el sitio donde se organiza la comunidad", precisa Topsy Douris.
Por su parte, los popes ortodoxos, probablemente más exigentes, activos y proselitistas que los sacerdotes católicos, también participan del milagro de la longevidad.
Con casi 100 años, una esposa, tres bellas hijas y cuatro generaciones de icarianos bautizados, "Pappas Kastagnàs" jamás renuncia al paseo cotidiano por las empinadas callejuelas de su feligresía. Alegre, de buen humor, disponible, se mueve con paso seguro y aliento firme. Al atardecer, es fácil verlo bebiendo un café o una copa de vino local, rodeado por una corte de fieles y familiares.
Con 104 años, Konstantinos Yarinis hace tres horas que junta madera en su jardín. Sordo a las protestas de su nieto, Kostas, su cuerpo se yergue y se vuelve a doblar con una elasticidad que causa perplejidad.
Si yo no lo hago, ¿quién? -dice, sin levantar la mirada.
Nosotros, pappú [abuelo].
Ya tendrán tiempo cuando yo envejezca. Por el momento, no quiero molestar a nadie.
Eso es Icaria. Una sociedad donde nadie se preocupa por la edad que tiene. Donde nadie sufre de marginación. Donde la colectividad se preocupa para que cada uno tenga lo que necesita para comer y, a cambio, todos se sienten obligados a contribuir a la vida común. Donde no existen los robos y la gente duerme con las puertas abiertas porque todos se conocen. Donde al final del día todos comparten un té de hierbas porque es lo único disponible. Donde hasta los menos sociables no están solos, porque sus vecinos los persuaden de acompañarlos a la fiesta del pueblo para comer su parte de carne de cabra.
Después de mucho pensar, tal vez el secreto de la vida eterna resida en que, para lograrla, haya que vivir en un universo que lo propicie. Participar de una cultura común, estar animado por un sentimiento de pertenencia, un objetivo preciso, social o religioso. Contar con esos cimientos indispensables sin los cuales una larga vida y una buena salud no tienen, finalmente, ningún sentido.

SMAGARDA KARIMALI: EL EJEMPLO DE LA VIDA EN LA ISLA

 
Foto: LA NACION 
Nacida en 1921 cerca de Agios Kirikos, la capital administrativa de Icaria, esta mujer hospitalaria y enérgica tiene cuatro hijos, 13 nietos y nueve bisnietos, un grupo familiar que hasta hoy aún gira en torno de ella. Su marido, un productor de miel, murió en 2011. Con él vivió durante 65 años y juntos encarnaron el perfecto ejemplo de la vida en la isla. Desde que se casaron, cuando eran jóvenes, lo compartieron todo.

"PAPPAS KASTAGNÀS": BUEN HUMOR Y PASEOS COTIDIANOS

 
Con casi 100 años, una esposa, tres hijas y cuatro generaciones de icarianos bautizados, el pope ortodoxo conocido como "Pappas Kastagnàs" jamás renuncia al paseo diario por las empinadas callejuelas de su feligresía. Alegre, de buen humor, se mueve con paso seguro y aliento firme. Al atardecer, es fácil verlo bebiendo una tasa de café o una copa de vino local, rodeado por una pequeña corte de fieles y familiares.

EL SECRETO DE LA LONGEVIDAD

Ubicación
Enclavada en el Mar Egeo, la isla griega de Icaria está a 265 km de El Pireo y muy cerca de las costas de Turquía
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Ancianos
Es uno de los lugares con más longevidad del mundo: uno de cada tres icarianos llega por lo menos a los 90 años
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La receta
La alimentación mediterránea, la actividad familiar y el ejercicio -que es parte de la vida cotidiana- son algunas de las claves que explican el fenómeno.

domingo, 25 de enero de 2015

 Fotos que te devolverán la fe 
en la humanidad 


 Este letrero en un genial restaurante Subway.

Este letrero en un genial restaurante Subway.
Subway. Comida gratis para las personas sin hogar todos los viernes 3-5 pm.
Esta foto de un aldeano que lleva gatitos desamparados a tierra firme durante las inundaciones en la ciudad de Cuttack, India.
Biswaranjan Rout / AP
Biswaranjan Rout / AP

 Este increíble letrero en una tintorería.

Este increíble letrero en una tintorería.
Si no tienes trabajo y necesitas un atuendo limpio para una entrevista, te lo limpiaremos gratis.
Plaza Cleaners en Portland, Oregon ha ayudado a mas de 2,000 personas sin trabajo que no podían pagar una tintorería. El dueño de la tienda estima que esto le ha costado mas de $32,000 a su compañía.
Esta foto de un hombre dandole sus zapatos a una niña sin hogar en Río de Janeiro.
Esta foto de un bombero administrándole oxígeno a un gato rescatado de una casa en llamas.
(TOM BAUER / Missoulian)

 Y esta otra.

Y esta otra.
Chris Butler / AP

 Esta interacción entre una niña guatemalteca y un turista que la acaba de conocer.

Esta interacción entre una niña guatemalteca y un turista que la acaba de conocer.

 Este gesto de un vecino.

Este gesto de un vecino.
Hola vecino, Mi nombre es Mohammad, un musulmán que vive en, Estamos haciendo ayuno por el mes de Ramadhan. El domingo 7 de agosto de 2011, a las 8:00pm, me gustaría invitarte junto con tu familia al evento de romper el ayuno. Se servirá la cena. Por favor llama para confirmarme, también hazme saber cuantos miembros de tu familia van a venir.
Estas fotos de dos niños colaborando para rescatar a un perro que se cayó en una quebrada.

 Esta nota en la cuenta de una familia joven.

Esta nota en la cuenta de una familia joven.
Alguien una vez nos trajo la cena cuando éramos padres jóvenes. Nos marcó de gran forma. Los cimientos de este gesto fueron buena paternidad. Sigan haciendo un buen trabajo, el tiempo se pasa volando. Mi esposa, mi hijo de 1 año y yo salimos a cenar y esto era lo que decía nuestra cuenta.

 Este intercambio entre un protestante y un soldado durante en Brasil.

Este intercambio entre un protestante y un soldado durante en Brasil.

 Estas imágenes de un hombre saltando a aguas turbulentas para rescatar al Shih Tzu de un extraño en Melbourne


Estas imágenes de un hombre saltando a aguas turbulentas para rescatar al Shih Tzu de un extraño en Melbourne.

Sue Drummond estaba paseando a su amado Shih Tzu, Bibi, en un muelle en Melbourne, cuando un poderoso soplo de viento se lo llevó y lo tiró a las aguas turbulentas de la bahía. Una persona que iba pasando, Raden Semawinata, que estaba en el muelle ese día para esparcir las cenizas de su abuela, no perdió el tiempo y bajó del muelle, nadando en la bahía para rescatar al animal.

jueves, 15 de enero de 2015

Soy un salvaje y no comprendo

Ciervo en punto de mira
Nunca lo he podido entender. Comprendo la adrenalina, el reto de darle a una presa en movimiento (aunque muchas veces se trata simplemente de un rifle telescópico contra un animal inmóvil que no tiene ninguna oportunidad…). Entiendo todo eso. Lo que no me cabe en la cabeza es que los cazadores sean capaces de anteponer estos «placeres» al hecho de estar terminando con una vida. 
El Jefe Seattle decía: «Lo que ocurra con los animales en breve ocurrirá a los hombres. Hay una unión en todo»
Ahorraos las excusas. Me las conozco todas. He escuchado mil veces las historias de los valientes cazadores, seanmillonetis o pringaetes que quieren serlo y van a las monterías igual que al pádel o al golf, así que os podéis ahorrar el pretexto del control poblacional y el resto del argumentario de Jara y Sedal. No voy a entrar a debatir al respecto (aunque varios de vuestros razonamientos son fácilmente desmontables), por la simple razón de que no lo hacéis por eso. No sois unos excursionistas amantes de la naturaleza y del ejercicio físico al aire libre que altruistamente decidís comprar una escopeta y sacrificar parte de vuestro tiempo para controlar la población de animales. No. Sois unos sádicos. Lo que os mueve es el placer de matar. Y eso es muy preocupante.
Que tras tantos miles de años de evolución no encontréis otra forma mejor de ocio en vuestras miserables vidas que dar muerte a un animal, que hacer sufrir a un ser vivo, dice muy poco de vosotros. O mucho, según se mire. Para mí, no estáis muy lejos de un psicópata. Ya, ya sé que no sois asesinos en serie, pero tampoco es igual el que roba un paquete de folios en la oficina que la infanta, por ejemplo. Para todo hay niveles, pero por algo se empieza y un ladrón es un ladrón. Y los que no disfrutáis directamente con la muerte y el dolor que infligís, la ignoráis. Es decir: ponéis vuestra diversión por delante del daño ajeno. Deberíais haceros mirar esa falta de empatía, esa frialdad patológica.
Supongo que muchos sois así desde pequeños, como esos críos a los que cuando trabajaba de monitor de tiempo libre (hace una vida) intentaba convencer para que dejaran de torturar a insectos en los campamentos o los patios de los colegios. Al verlos, me acordaba de una frase de Holden Caulfield, el protagonista de El guardián entre el centeno:«Esos tíos como Morrow que se pasan el día atizándole a uno con la sana intención de romperle el culo, resulta que no se limitan a ser cabrones de niños. Luego lo siguen siendo toda la vida». Pero la mayoría, digo yo que cuando visteis Bambi de críos no os pusisteis del lado del cazador, ¿verdad? No creo que estuvierais ante la tele pensando: «¡Bien! Ya tienen a la madre, pero el puto cervatillo siempre se escapa». ¿Qué os ha pasado desde entonces? Deberíais parar un momento a reflexionar, porque os digo una cosa: erais mejores antes.
Pato cazado
Enseguida saltarán quienes me reprochen que coma carne y pescado. Podría contestarles que bueno, que si de incoherencias hablamos, el que crea estar libre que me lo haga saber y lo comprobamos con un sencillo cuestionario. Pero no hace falta: supongo que cualquiera captará la gran diferencia existente entre comerte un entrecot para alimentarte e ir a matar un jabalí porque no den nada en la tele. ¿No lo veis? El problema está en el hecho de matar por diversión.
Sin embargo, efectivamente, sabiendo cómo trata la industria alimentaria a los animales, con mis ideas debería ser vegetariano. O más bien vegano. O incluso presentarme para presidente de PACMA. ¿Por qué no lo hago? Como todos, me he pertrechado con un buen número de excusas que me sirven para seguir llevándome bien conmigo mismo, probablemente engañándome en cierta manera. Pero quién sabe, quizá algún día. Quizá mañana…
Para terminar, os dejo una frase de la respuesta del Jefe Seattle al presidente de los Estados Unidos (1855). La carta íntegra debería ser de estudio obligatorio en todos los colegios: «Lo que ocurra con los animales en breve ocurrirá a los hombres. Hay una unión en todo». Si el Jefe Seattle tenía razón, lo llevamos crudo, pues ya conocéis la famosa cita de Schopenhauer: «El hombre ha hecho de la Tierra un infierno para los animales». O quizá el Jefe sólo era un aborigen primitivo, tonto y atrasado, y lo que pasa es que yo también soy un salvaje que no comprende a la gente civilizada.

EE.UU.: Nestlé vende agua embotellada pese a la sequía

 

                                              

Publicado el 17/07/2014
En EE.UU. se ha generado una enorme polémica contra la empresa Nestlé en California que sigue vendiendo agua embotellada de los manantiales locales, pese a estar sufriendo esta zona una de las peores sequías en décadas.

Chevron es nominada como la empresa que mayores problemas causa a la humanidad

 
chevron toxico
Quito, 20 de noviembre de 2014.- La multinacional Chevron ha sido nominada por la organización ambientalista Amazon Watch, para concursar por el premio “Public Eye Award”,  que es otorgado a la empresa, que por votación de los ciudadanos del mundo sea reconocida como la que mayores problemas causa a la humanidad, por sus conductas violatorias a la ética y los derechos. (http://publiceye.ch/).
Amazon Watch nominó a Chevron por las continuas y sistemáticas violaciones a los derechos humanos y ambientales en la Amazonía norte del Ecuador. Desde el inicio de sus acciones de exploración en la zona (1964),  hasta la fecha, con un récord de más de 50 años de una práctica inmoral y antiética que ha afectado de manera directa a las poblaciones asentadas en las provincias de Orellana y Sucumbíos, en la selva ecuatoriana.
Chevron Corp., fue sentenciada por la justicia de Ecuador a pagar 9.500 millones de dólares,  por los daños ambientales provocados por su mala operación, lo que ha tenido serios impactos en la salud y bienestar de los pobladores que habitan en las zonas afectadas, además de las implicaciones que tiene para el calentamiento global  la destrucción de la Amazonía.  A pesar de ello, ha usado todo el poder económico y político para huir de la justicia mundial y poner en marcha todo el sistema de impunidad frente al abuso de las transnacionales, lo que ha llevado a los luchadores indígenas y campesinos ecuatorianos a recurrir a las Cortes de Argentina, Canadá, Brasil, e incluso a la Corte Penal Internacional en La Haya.
Estas acciones de  Chevron en Ecuador, si bien son las más devastadoras, no es menos cierto que son una muestra de su práctica operacional, como lo demuestran los ejemplos de Nigeria, donde invirtió en armas para que el ejército de ese país atacara a su población para defender las operaciones de Chevron;  Richmond (EEUU) donde por negligencia se produjo un grave accidente en su planta y contaminó a gran parte de la población; Rumania y Neuquén (pueblo indígena argentino) que fueron sometidas a fuerte represión para permitir la explotación a través de fraking, en sus territorios.  Estos son ejemplos en los que las poblaciones han sido sometidas a abusos constantes, tanto por la contaminación, como por el uso de la fuerza ejercida a través de sus presiones, en contra de las poblaciones que reclaman sus derechos. Por sus acciones mundiales ha sido reconocida como la empresa más opaca del mundo, de acuerdo al informe publicado por Public What You Pay (https://drive.google.com/file/d/0B4Gye-U_XLftREhYU3BtcFZOMkk/view), y la que más contamina (http://ecocosas.com/eg/las-10-multinacionales-mas-peligrosas-del-mundo/).
El “Public Eye Award” es otra de las formas que tienen los ciudadanos para expresar su desaprobación contra este tipo de prácticas, por lo que los afectados de Chevron en el mundo y los de Ecuador, organizados en la Unión de Afectados/as por las Operaciones de Texaco (UDAPT), hacen un llamado para votar en contra de la injusticia y a favor de los derechos: http://publiceye.ch/case/chevron/
La lucha contra Chevron es emblemática para abrir nuevas formas de crear acceso a la justicia de los pueblos frente a violaciónes de los derechos humanos cometidas por las empresas transnacionales .
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Contactos: Unión de Afectados y Afectadas por las Operaciones de Texaco (UDAPT)
Quito Ecuador
Teléfonos: (593) 2 273533
Correo electrónico: casotexaco@gmail.com
María Eugenia Garcés: 0999225516
Nancy Rodríguez: 0999949337