Las tortugas, las abejas, las aves y algunos otros animales son capaces de detectar campos magnéticos y utilizarlos para orientarse en el espacio. Nuevas investigaciones apuntan a que los humanos podrían tener esa misma capacidad megneto-sensorial aunque inactiva.
Un estudio con una proteína fotosensible tomada del ser humano, criptocromo 2, restauró en moscas de la fruta su visión magnética.
Aunque no se sabe si está molécula funciona como un receptor magnético fotosensible en la retina humana, el neurocientífico de la Universidad de Massachusetts, Steve Reppert, quien llevó a cabo el estudio, cree que sus descubrimientos sugieren la posibilidad.
Otros estudios han mostrado que el criptocromo en las aves resulta en que tengan una especie de compás cuántico, el cual produce una imagen del campo electromagnético en sus ojos.
Cuando un fotón entra al ojo de un ave entra en contacto con estas células  sensibles a las reacciones bioquímicas geomagnéticas  que utilizan criptocromo. La luz recibe un aumento de energía que la coloca en un estado de entrelazamiento cuántico, un estado en el que los electrones están espacialmente separados pero de todas formas se afectan entre sí.
¿Podríamos tener los humanos también este compás cuántico y ser capaces de orientarnos a través de la luz, siguiendo el campo magnético de la Tierra?
Algunas investigaciones sugieren que la capacidad de visión magnética de los seres humanos podría estar ligada a altos niveles de criptocromo en los ojos.
Klaus Schulten, de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaig, cree que en algún momento nuestra evolución pudo haber cambiado la orientación geomagnética por la longevidad,  ya que su investigación  sugiere que un compás de criptocromo necesita superoxido, un tipo de radical libre  de oxígeno. Los radicales libres tienden a destruir el ADN, lo cual funciona para un animal que vive relativamente poco pero no para uno que aspira a la longevidad (algo que podría contradecirse en el caso de las tortugas marinas que usan el geomagnetismo para navegar y viven en promedio 80 años).
Si bien resulta evidente que en algún momento esta capacidad dejo de ser útil para el ser humano, quizás también es posible que la visión geomagnétia pueda aún ser accesada, por algunas personas, a través de la neuroplasticidad, activando increíbles ojos entrelazados cuánticamente, sensibles a los campos magnéticos de la Tierra y de todos los organismos vivientes del planeta. Tal vez esto ya no sea necesario para orientarnos -con la tecnología GPS- pero sí para extraer otro tipo de información que puede ser valiosa en el futuro (o simplemente impresionar a a nuestars posibles parejas con una super visión  magnética).
FuentePijamasurf