viernes, 8 de octubre de 2010

PROSTITUCIÓN INFANTIL

La prostitución infantil nos puede parecer un problema lejano, pero lo tenemos a la vuelta de al esquina, es algo incomprensible pero no se acaba.


Cuando un individuo busca mantener relaciones sexuales con niños o niñas y no quiere correr el riesgo de ser denunciado, tiene una segunda opción: acudir a la prostitución Infantil. Si es que dispone de dinero suficiente como para permitírselo. Por otro lado, se encontrará con la dificultad de encontrar un individuo o club que se lo facilite, pues la prostitución infantil se esconde mucho más que la prostitución de adultos. Pero una vez salvados estos dos obstáculos, cualquier individuo puede convertir en realidad sus fantasías con una niña o un niño, esclavizado y obligado a ser un objeto para el uso sexual. Dicha prostitución Infantil nunca es voluntaria y va acompañada del miedo, al hambre, las drogas y multitud de circunstancias más, que pueden convertir la existencia tanto de un menor como de un adulto en un auténtico infierno que siempre sobrepasará nuestra imaginación.
En España son desarticuladas redes de Prostitución Infantil todos los años, a quienes además se les incautan miles de fotografías y vídeos de menores, que serán vendidas de particular a particular o mediante catálogo y casi siempre en países distintos al de procedencia para evitar su posible identificación.
A principios de 1996 el Director General de Protección Jurídica del Menor del Ministerio de Asuntos Sociales reconocían ante los medios de comunicación la existencia en nuestro país de mafias dedicadas al tráfico de menores. Además de niños y niñas españoles, en la Península se compran y venden fundamentalmente menores portugueses, dominicanos, marroquíes y procedentes de países del Este de Europa.
Para tomar conciencia real de esta situación conviene que reproduzcamos el modus operanti de muchos de estos grupos de proxenetas y pederastas.
La captación y el rapto

¿De dónde salen las niñas y niños explotados en la prostitución Infantil? Fundamentalmente se obtienen de los cinturones periféricos y las zonas marginales de las grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Bilbao...; de las salidas de grandes y medianas discotecas; o de los menores escapados de sus casas.

En los cinturones industriales de las grandes ciudades es donde suelen trabajar las alcahuetas dedicadas a localizar posibles víctimas. Normalmente se trata de prostitutas o exprostitutas que con frecuencia dependen de una dosis de heroína. Se aprovechan de las privaciones económicas de las menores y les ofrecen algún trabajo o ayuda económica, normalmente a través de un bar, un espectáculo o un grupo de baile. Una vez que logran ganarse su confianza, les llevan a un establecimiento de la red donde caen en manos del proxeneta.


Dentro de las discotecas o a la salida de las mismas, trabajan algunos ganchos de estas redes. Pueden actuar de dos formas distintas: mediante un "chulo de discoteca" o "guaperas", que seduce a alguna menor para después ofrecerse a llevarla a casa o a otro local, o mediante otra menor obligada a "captar" amigas bajo amenaza de muerte o violación. En ambos casos, los ganchos deben ganarse la confianza de las menores y llevárselas hasta un piso o club de la red o, en último caso, introducirlas en el coche del proxeneta.

Los menores que se escapan de casa pueden también terminar en una de estas organizaciones. Según los datos manejados por la Guardia Civil, desde 1992 el número de denuncias por desaparición se ha multiplicado por seis. En los dos últimos años se han acumulado casi 600 casos de menores desaparecidos que continúan en paradero desconocido. El 10% tiene menos de 10 años. Estos casos sumados a los registrados desde 1986 y no resueltos, suponen varios miles de niños y niñas desaparecidos.


La retención y el secuestro
Las organizaciones de prostitución utilizan pisos y clubs de alterne para retener a los menores. Una vez que han caído en uno de ellos comienza el verdadero calvario. Las niñas son encerradas, golpeadas y violadas por sus proxenetas durante varios días. De esta forma ninguna de ellas será virgen y habrá tenido varias experiencias antes de recibir a su primer cliente, a no ser que alguno de éstos esté interesado en una niña virgen. Por otro lado las palizas y amenazas aseguran el silencio de las menores, muchas veces aun después de ser detenidos sus proxenetas. En ningún momento dejan de ser vigiladas y no pueden salir a la calle. Normalmente son obligadas a drogarse con cocaína para aumentar su rendimiento o con heroína para doblegarlas, convertirlas en drogadictas y hacerlas así dependientes del proxeneta-camello.
Desenlace
Los menores que caen en manos de estas redes tienen pocas posibilidades de escapar. Si no son liberados por la policía pueden terminar siendo vendidos en el extranjero y no regresar jamás. Pueden ser asesinados cuando ya no sirvan o caer por una sobredosis. Pueden convertirse en drogadictos o simplemente no volver a recuperar su estado emocional normal. Un adolescente de 15 años que ha pasado por esto tiene muchas probabilidades de no recuperarse nunca totalmente de los traumas psíquicos y físicos sufridos a una edad en la que el ser humano es tremendamente vulnerable mientras intenta moldear su personalidad.
En nuestro país hay decenas de pisos y clubs en los que se prostituye a menores de edad españolas y de otras nacionalidades. La existencia de varias redes de corrupción de menores en España, en un momento determinado, puede suponer la explotación real de cientos de menores en dicho momento. Y para convertir ésto en un negocio tan lucrativo es necesario que muchos miles de clientes demanden sus servicios. Los testimonios de muchas de las menores liberadas, en los que se describe cómo eran obligadas a trabajar durante toda la noche, nos permiten hablar de un número importante de clientes repartidos por toda nuestra geografía.
Según lo datos manejados por el Ministerio de Asuntos Sociales en España más de 5.000 menores están siendo prostituidos. Pero muchos pederastas españoles no se conforman con la oferta que existe en nuestro país y se desplazan como "turistas sexuales" a países como la República Dominicana, Cuba, Tailandia, Filipinas, etc. Sólo en Asia son prostituidos cerca de un millón de menores, gracias a varios millones de adultos procedentes de Europa Occidental, Estados Unidos, Canadá, Australia y Japón fundamentalmente. Otro dato importante: según cifras facilitadas por el Instituto de la Mujer el 22% de las prostitutas que en la actualidad ejercen en España comenzó a vender su cuerpo antes de cumplir los 18 años de edad.

Las cifras de la Prostitución Infantil

Las cifras siempre son frías e impersonales, pero nos permiten hacernos una idea global sobre aquello a lo que nos estamos enfrentando. Sólo en la India entre 270.000 y 400.000 menores están siendo prostituidos en estos momentos, y cada año 3.000 niñas indias son obligadas a prostituirse por primera vez. En Tailandia la situación afecta a 80.000 menores, de las cuales 60.000 no alcanzan los 13 años de edad. En Indonesia el 20% de las mujeres explotadas sexualmente son menores de edad.
La realidad es que la mayoría de los niños y niñas explotados termina muriendo de SIDA, tuberculosis u otras enfermedades como consecuencia de las relaciones que son obligadas a mantener. Se calcula que en el año 2000 más de 50.000 menores por el SIDA.
En las grandes potencias mundiales como Estados Unidos y Canadá se prostituye en la actualidad a cerca de 100.000 menores (20.000 en la ciudad de Nueva York) Al menos otros 100.000 son explotados en la "industria" de la pornografía infantil.
En España, según datos facilitados hace dos años por la entonces Delegada del Gobierno del Ministerio de Asuntos Sociales, Amalia Gómez: "La prostitución infantil alcanza al menos a 5.000 menores en España". Se han desarticulado redes de tráfico de menores en Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Málaga, Alicante, Pamplona, Guadalajara. Mallorca, Melilla y Canarias.
El motor principal de la prostitución infantil en muchas zonas es el turismo sexual. Sus practicantes son también los mayores consumidores de pornografía infantil, y proceden fundamentalmente de Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Australia y Japón. Según la Organización Mundial del Turismo cada año se producen más de 600 millones de viajes turísticos internacionales. Un 20% de los viajeros consultados reconoce buscar sexo en sus desplazamientos, de los cuales un 3% confiesa tendencias pedófilas; esto supone más de 3 millones de personas.
Después de la última reforma del Código Penal aprobada hace dos años en el Parlamento español, el turismo sexual queda penado, y se han establecido penas de prisión para los españoles que abusen de niños prostituidos en otros países. Así mismo se retoma el delito de corrupción de menores y se establecen condenas mayores para los proxenetas de niños.

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