lunes, 27 de agosto de 2012


Las recetas de la abuela para enfrentar la crisis en Italia

Ingredientes italianos
Muchos se han volcado otra vez a los ingredientes y productos locales por ser más baratos.
Apenas cae el sol y la temperatura se vuelve más agradable, el mercado de las afueras de Giovinazzo, en el sur de Italia, comienza rápidamente a cobrar vida.
Un ejército de 200 voluntarios vestidos con camiseta roja acomodan a toda velocidad hogazas de pan sobre las mesas. Unos 11.000 panes, para ser precisos.

Éste es el festival anual de los sándwiches de la abuela. La idea surgió hace 17 años, cuando un grupo de adolescentes, preocupados por la pérdida de popularidad de los platos simples preparados por sus abuelas, decidió hacer algo ante la invasión de las comidas rápidas y los refrigerios de los supermercados.
Con diligencia extrema arman filas de frascos y bandejas con diferentes rellenos y discuten sobre las tácticas que emplearán para preparar los sándwiches: quién cortará el pan, quién lo untará con aceite, quién los servirá y demás detalles.
En ese entonces no tenían idea de que la crisis económica de 2012 generaría un renovado interés por esta clase de platos.
"Estamos atravesando tiempos difíciles. Hoy día no hay mucha gente que pueda ir a comer a un restaurante. En cambio, pueden venir aquí y por un par de euros comerse un sándwich y sentirse igual a los demás", dice el organizador, Gianfranco Stufano.
"Es volver a la filosofía de aprovechar al máximo los productos locales, no desperdiciar nada y comer muy bien", añade.
Curiosamente, muchas de las recetas tradicionales de estos paninis fueron perfeccionadas durante las décadas de pobreza que caracterizaron gran parte de la historia del sur de Italia.
Stufano todavía recuerda cómo sus abuelos secaban meticulosamente los tomates, las alcachofas y los pimientos al sol, y los preservaban en aceite para que durasen -como rellenos de sándwiches- hasta el invierno siguiente.

Pan casero

Festival del sándwich de la abuela
Cerca de 200 voluntarios prepararon 11.000 sándwiches... ¡y no fueron sucientes!
Los bocadillos más populares del festival son los de parmigiana, hechos con berenjena, mozzarella y salsa de tomate con albahaca. Esta combinación se come generalmente como plato principal, pero el mensaje que quieren dar los organizadores es que si sobra algo del día anterior, se lo puede poner entre dos panes y comer como un sándwich.
Y esto es algo que muchas familias comenzaron a hacer con la crisis.
"Estoy cocinando mucho mas en la casa para ahorrar dinero. Estoy incluso haciendo mi pan", dice Ángela, madre de dos hijos.
No es la única. Muchos italianos han comenzado a hornear sus propios panes para recortar gastos.
"Cada semana tenemos menos plata para gastar en el supermercado", explica, "y con frecuencia tenemos que comparar precios para conseguir las mejores ofertas".
Cifras recientes del Instituto Nacional de Estadísticas confirman que más de un tercio de los italianos ha reducido sus gastos en alimentos. Aunque hay un elemento de nostalgia, el motivo prinicpal que los hizo volver a las viejas recetas es la falta de dinero.
En los kioscos, las revistas de cocina que más se venden en la actualidad no son aquellas glamorosas con recetas de platillos de lujo. Los títulos que más salen son "Cucina Economica" y "Cucina della Nonna".
"La crisis nos ha creado la necesidad de volver a la comida de los campesinos, a los platos más simples y a usar de manera más inteligente los productos locales", dice Mariano Lettine, mientras sus dos hijas devoran dos enormes baguettes.
"Hoy mis hijas han probado cosas nuevas, recetas que me había olvidado que existían. Ha sido muy inspirador y, definitivamente, voy a hacer en casa las recetas que he probado aquí".

Crisis contra la obesidad

Niña comienod un sándwich
Muchos niños han probado cosas que ya se habían dejado de preparar.
En opinión del nutricionista pediátrico Domenico Caccavo, este cambio es positivo.
Hasta la crisis financiera, "muchos padres modernos se habían acostumbrado a comprar comida preparada en los supermercados para que sus hijos llevasen a la escuela. Nunca consideraron preparar tentempiés tradicionales como pan con aceite de oliva y tomate que es -comparativamente- una mejor fuente de carbohidratos y nutrientes".
En este sentido, agrega, la austeridad puede tener un efecto inesperado.
"Si las dificultades económicas actuales fuerzan a los padres a adoptar las antiguas tradiciones en la cocina, el resultado puede ser muy beneficioso para los niños que luchan contra la obesidad".
Mientras tanto, la fiesta del sándwich continúa. Son más de 15.000 personas. Hay música de los años 70, bandas retro y parejas bailando con sándwiches a medio comer en la mano.
Pero a la medianoche ya no quedan ni migas de los 11.000 bocacillos. Los que no ordenaron a tiempo se quedan sin comer.
"Volverán el año que viene, y, al parecer, necesitaremos traer miles de panes más si el interés sigue creciente", afirma Stufano.
Al final, a la hora de frenar el avance de la comida basura, la crisis parece haber sido el mejor aliado.

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