En concreto, se trata de un hombre de apellido Wang y de 53 años, arruniado por las sanciones que tuvo que pagar por tener tres hijos y que vio como única salida vivir las dos últimas décadas en una alcantarilla con el fin de ahorrar dinero y poder pagar la educación de sus tres hijos.
Podría parecer una historia de ciencia ficción, pero los hechos han tenido lugar en la capital china, Beijing, una urbe de de más de 20 millones de habitantes, de los que más de 8 millones son inmigrantes de otras regiones chinas en busca de un futuro mejor. Y así es la historia del propio Wang.
Según un reportaje de la televisión estatal china CCTV, Wang emigró del campo a Beijing, donde trabaja lavando coches, sin embargo, su casa estos últimos años no ha sigo bajo las cuatro paredes de un edificio, sino a dos metros de la superficie y junto a las tuberias.
En el llamado hogar de este trabajador apenas había un saco de dormir, mantas y un termo de agua caliente, con el único fin de reducir al mínimo sus gastos y poder emplear su salario para la manutención de sus tres retoños.
Las autoridades de la capital, tras descubrir el caso de Wang, le han proporcionado un alojamiento temporal y han procedido al sellado de la tapa de la alcantarilla, además de advertir a la ciudadanía de la peligrosidad de vivir en este tipo de lugares.
Y es que, desde hace ya 30 años y con el fin de controlar el aumento poblacional del gigante asiático, solo las parejas formadas por hijos únicos pueden tener un segundo vástago sin verse afectadas por altas multas económicas, además de tener que pagar la sanidad y educación.
No todos los casos son tan dramáticos como el de Wang, sin ir más lejos se puede explicar el del cineasta Zhang Yimou, quien recientemente ha sido investigado por haber tenido un total de cuatro hijos. Ahora Zhang se podría enfrentar a una multa que podría llegar a ascender a los 500 millones de yuanes (82,1 millones de dólares).
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