martes, 1 de marzo de 2011

BARCELONA, 1 (EUROPA PRESS) Un trabajador del locutorio del hombre que mantuvo encerrada a su mujer durante un año en una habitación de cinco metros cuadrados descubrió que estaba secuestrada y desnutrida y la estuvo alimentando a escondidas durante meses.

Una mujer tras unas rejas

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El locutorio comunicaba con la vivienda por una puerta que siempre estaba cerrada y por la que el subordinado pudo atender a las suplicas de la mujer que pedía comida, ya que en ocasiones el acusado se ausentaba durante más de 40 días sin dejarle apenas alimento.
La víctima pasó entre los meses de julio de 2008 y noviembre del mismo año y entre mayo de 2009 y marzo de 2010 encerrada en una habitación de cinco metros cuadrados, en muy malas condiciones, en el domicilio que compartían en Viladecans (Barcelona).
El empleado intentó convencerla de que denunciara su situación, pero la mujer le explicó que no podía hacerlo porque la mataría o la enviaría a Marruecos, según han explicado ambos en el juicio celebrado este martes en la Audiencia de Barcelona.
Según el escrito fiscal, Mohamed K.B. mantuvo encerrada a la víctima en la casa, sin que ella tuviera ninguna llave y con una sola ventana al exterior, cubierta con una de hierro y una persiana que apenas se podía abrir, y sin teléfono.
El empleado y su madre compraban comida en una carnicería cercana, le daban de comer a través del espacio que permitía abrirse la persiana y recogían los restos para que el acusado no los descubriese, hasta que el 24 de marzo de 2010 la mujer dijo que estaba dispuesta a que la ayudaran a escapar.
Por ese motivo, el trabajador fue a la comisaría de Mossos de Viladecans para alertar de la situación de la mujer donde le explicaron que, para poder actuar, tenía que denunciar, cosa que no quiso hacer por miedo, pero convenció a la mujer para que gritar pidiendo auxilio cuando los agentes se acercaran a la vivienda.
¿SECUESTRO O CONSPIRACIÓN?
Según el acusado su mujer estaba molesta porque no quería que viajase tanto, por lo que inventó toda la historia y se conjuró con su empleado para denunciarle por estos hechos cuando, realmente, la mujer tenía llaves de casa, hablaba por teléfono, iba de compras, salió a celebrar bodas y otros eventos e incluso viajó y vivió en Alemania con su familia durante unos meses.
Para dar fe de su argumento explicó que la pareja también había vivido en un piso patera con un matrimonio con hijos y otra pareja, propietaria de la vivienda en la calle Catalunya de la misma localidad.
"Para demostrar esto mi abogado ha presentado el empadronamiento mío y de mi esposa en ese piso, donde vivía más gente", ha matizado.
Mas tarde ha declarado el propietario del piso quien ha explicado al juez que el acusado le pidió como un favor que le inscribiera en el padrón por una "asunto de papeles", pero que nunca llegaron a convivir con ellos.
Según ha explicado el empleado ante el titular de la sección 22 de la Audiencia, el acusado acudió a buscarle y le amenazó asegurando que si no testificaba a su favor debería atenerse "a las consecuencias".
El fiscal le acusa de un delito de detención ilegal, de un delito contra la integridad moral y uno de obstrucción a la justicia y pide 12 años de cárcel y que indemnice a su mujer con 6.000 euros.

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