Recuerdo a raíz de esto un cuento interesante. Había una vez, un muchacho que sólo deseaba elevarse espiritualmente y así poder alcanzar el "cielo". Dios le tendió una larga, muuuuy larga escalera para ayudarlo a tal fin. A diario el muchachito subía y subía, con lluvia, sol o granizo, él subía. Había días en realidad que se encontraba muy cansado, sin embargo no cejaba y seguía subiendo. Lo extraño de todo es que por momentos, bajaba de golpe varios escalones. Esos que le habían costado tanto subir. Pero él seguía en su intento. Cierto día que se encontró más abajo que al comenzar, por una de esas bajadas imprevistas, se dirigió a Dios -
- Dime oh Dios, ¿cómo es posible que cada tanto baje de golpe, si me esfuerzo mucho y no cometo ninguna acción que vaya en contra de lo espiritual? - ¿Estás seguro que no la cometes? le preguntó Dios - Estoy muy seguro - le respondió - Dedico mi vida a subir la escalera y nada más, es lo único que hago - Ah... dijo Dios - ¿Qué hay de tus pensamientos entonces? - En ese momento, el muchacho comprendió.
(La escalera, es una metáfora en realidad)
Maitri
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