lunes, 9 de agosto de 2010

El Jainismo, un modo de vida ecológicamente responsable:



El Jainismo es una religión, un modo de vida ecológicamente responsable, no violenta, que tiene su origen en el concepto de compasión por los seres vivos.

Una religión que respeta los animales:

La religión jainista fue fundada por Vardhamana (599 - 527 a. C.), también conocido como Mahavira (el Gran Hombre) y como Jina (el Victorioso) Esta religión es la única que conozco que tiene gran respeto a la vida de los animales y para los jainistas es un gran pecado (por decirlo de alguna forma) matar o comer animales.
En la religión jainista tiene importancia fundamental el Ahinsa que quiere decir "no matar". Por Ahinsa se entiende no causar daño ni violencia, tanto a los seres humanos como a los animales, incluso a los más pequeños. Por lo tanto a los jainistas les están expresamente prohibidas las guerras, la caza, la pesca y dañar a los animales o ser descuidado con sus vidas y quebrantar el precepto del Ahinsa, no sólo es éticamente malo, sino que además crea karma.

Mahavira dijo: "Yo renuncio a toda matanza de seres vivos, móviles e inmóviles. Ni debo matar seres vivientes ni causar que otros lo hagan ni consentirlo".
El 23 de diciembre de 1985, en el programa La Aventura Humana de televisión española, Alberto Olivares entrevistó al jesuita Carlos Vallés, que ha escrito más de treinta libros sobre diversos temas y que conoce muy bien el jainismo. Este sacerdote declaró:

"El credo esencial del jainista es el respeto a la vida, gran mandamiento ecológico de hoy, respeto a la vida que para ellos es lo más religioso que hay. Respeto total y respeto a todo tipo de vida".

Y luego contó estas dos anécdotas:
"Los monzones, con sus lluvias, llenan el aire de insectos de todo tipo y hay un insecto pequeño de tipo verde, pronto aprendí su peligro, lo llaman "las meadoras" porque ese insecto cuando se posa en la piel no pica, deposita una gotita de orina que produce una quemadura instantánea muy penosa en la piel. Claro, yo me defendía de las tales meadoras y si veía alguna meadora, cuando no me veían los chicos, claro, yo entonces ¡bah! Esta ya no mea, pero no me podía permitir ese lujo cuando ellos estaban mirando porque, ¿sabes lo que hacían ellos? Cuando llegaba un bichito de estos, estos bichitos "funcionan" desde el anochecer, durante toda la noche, hasta la mañana. Cuando empezaba a anochecer, venían los chicos con una caja de cerillas vacía, la ponían encima del insecto, cuando aterrizaba, rodaban la caja despacio, para no hacerle daño, y toda la noche, que es cuando he dicho que podía dañar, lo tenían encerrado en la caja. A la mañana siguiente, al salir el sol, habrían la caja y el bicho salía libremente".
Y añadía como conclusión de esta anécdota: "Respeto a la vida. No herir, no matar, no hacer daño a nada ni a nadie".

"Te voy a contar otra anécdota para que veas la idea jainista. Esta es la idea de la totalidad de la vida, de la unidad de la vida. Nosotros distinguimos entre varios tipos de vida, para ellos no hay más que una vida".
Una vez un amigo mío jainista me dice: "Vosotros, los curas católicos, sois unos hipócritas". No es la primera vez que oigo esta acusación, pero, a ver, cual es este nuevo capítulo de hipocresía eclesiástica. Y me dijo con toda honradez, era un sabio, era un investigador a quien respeto.
"Vosotros habláis contra el aborto, decís que el aborto es un pecado, que es un asesinato, que es matar, y el mismo día que habláis contra el aborto por la mañana, al mediodía, con toda tranquilidad, os sentáis a la mesa y os coméis un pollo. Hipócritas. ¿No tiene el pollo tanta vida como el hombre?".



Hablo en jainismo, hablo en su modo de ver. Para él la vida es una, de modo que matar a un hombre es como matar a un pollo. Más aún, es curioso, para ellos es más pecado, por decirlo en terminología occidental, el matar a un pollo que el matar a un hombre. ¿Por qué? Porque el hombre, dicen ellos, al fin y al cabo puede defenderse, es de tu a tu, en cambio el pollo, pobrecito, no tiene armas para defenderse.
Por lo tanto es mayor pecado aprovecharse del débil.

Luis Vallejo
Secretario de la Asociación Vegetariana Canaria

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