El uso de bolsas plásticas está tan arraigado en la sociedad, que pese a las alertas que se emiten sobre lo nocivas que son para el medioambiente, anualmente se llegan a consumir entre 500 billones y un trillón en todo el mundo. Lo peor del caso es que ni el reciclaje se presenta como una salida al mal, ya que este proceso es más costoso que producir nuevas.
Edith Pineda
Activistas “verdes” han declarado la guerra a las bolsas plásticas. Algunas empresas ya promueven el no uso, aunque también no todas las desaparecen de sus estantes a la hora de desarrollar su activad comercial. Entre los métodos empleados para frenar su uso, hay supermercados que cobran pago extra por cada bolsa solicitada.
Lo grave de la situación es que la humanidad se ha hecho altamente dependiente de este producto, cuya fabricación demanda enormes cantidades de petróleo al año y que por ser en su mayoría no biodegradable, representa una amenaza para el medioambiente.
Según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, en el mundo se consumen aproximadamente entre 500 billones y un trillón de bolsas plásticas cada año. De esa cantidad, se recicla menos del 1% de las bolsas, ya que es más costoso reciclar una bolsa que producir una nueva.
Por eso es que con el paso de los años, las bolsas plásticas en muchos países forman parte del ornato de las ciudades. Su manejo se ha vuelto incontrolable.
Ya no sorprende ver cómo el viento las mueve cual si de hojas secas se tratara. Es común encontrarlas en cauces, fuentes naturales de agua, playas, etc.
Hasta desintegradas son dañinas.
Organismos mundiales que trabajan para crear conciencia en la población sobre la importancia que tienen algunos de nuestros malos hábitos en el deterioro del planeta, destacan con especial preocupación el mal manejo de las bolsas de plástico, sobre todo porque además de tardar más de 400 años en degradarse, cuando eso sucede se convierten en partículas tóxicas que contaminan las fuentes de agua y los suelos.
Por si fuera poco, los restos de bolsas plásticas terminan ingresando a la cadena alimenticia de muchas especies, principalmente de las marinas. La WWF reporta que unas 200 especies marinas, entre ellas ballenas, delfines, focas y tortugas, son víctimas mortales de las bolsas plásticas que terminan en los océanos, ya que las ingieren confundiéndolas con comida.
Por eso en países como Irlanda y Dinamarca, se creó un impuesto sobre las bolsas de plástico que ha abonado al control del problema, y en algunas zonas de Canadá y Estados Unidos ya han sido prohibidas. También Australia, Hong Kong y en el continente europeo se encaminan hacia ese objetivo.
Pero los ecologistas no ven la salida en las restricciones, sino que invitan a buscar alternativas y entre ellas están las bolsas de plástico biodegradable.
Sobre lo que sí alertan es que los plásticos en sólo 100 años de uso, ya han creado problemas gravísimos que el ser humano no es capaz de controlar. Por ejemplo, uno de ellos es la “isla de plásticos” descubierta a la deriva en el Océano Pacífico.
Fue descubierta por el marino y oceanógrafo Charles Moore, cuando realizaba una travesía entre Los Ángeles y Hawai. Éste es en realidad uno de los peores desastres naturales que haya producido la humanidad. El área afectada es una superficie de 1 millón de metros cuadrados, para hacernos mejor idea de la superficie, imaginemos un área de dos veces la de España.
Razones para no usar bolsa plástica
* El destino inevitable de la bolsa de plástico es como residuo. Si no se recicla acaba en un basurero, tirada en el suelo o flotando en los océanos.
El problema es que es difícil deshacerse de la bolsa sin contaminar. Si la quema emite gases nocivos y si la tira permanecerá hasta 400 años hasta que se desintegre en partículas tóxicas.
* Producirlas también supone un problema medioambiental, ya que por lo general se componen de polietileno o polipropileno que se obtiene a través de petróleo, y en su elaboración emiten una considerable cantidad de CO2 al año.
* La vida útil de una bolsa de plástico puede ser tan pequeña que no sobrepase los 12 minutos. No obstante, la capacidad de recuperación del planeta es limitada y en este caso el balance “contaminación-recuperación” está muy desequilibrado.
* Las bolsas de plástico son sólo la punta del iceberg y su sustitución es el primer paso hacia un cambio.
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