El hombre que se rehúsa a aceptar que hay algo imposible
Dalia Ventura
BBC Mundo
Tecnología por el bien de la humanidad.
Esa es la descripción que se encuentra en la página web de los laboratorios Ni [labs] en el apartado Quiénes somos, que usualmente contiene largas descripciones de las firmas en cuestión.
Pero por corta que sea esa definición de sí mismos, quizás lo que mejor los describe es el nombre de la organización que le dio vida a ese laboratorio: The Not Impossible Foundation, la fundación de lo no imposible.
Fue establecida para enfrentar problemas aparentemente insolubles valiéndose de la tecnología.
El equipo está construyendo desde bastones inteligentes para los ciegos hasta prótesis impresas en 3D para víctimas de guerra.
Todo empezó cuando el estadounidense Mick Ebeling, empresario y productor de cine y televisión, se hizo amigo de un artista callejero de Los Ángeles conocido como Tempt One, quien sufría de esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad degenerativa que lo dejó cuadripléjico.
La historia que Ebeling le cuenta a la BBC a continuación ilustra cómo se puede llegar de lo imposible a lo viable.
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"Tempt era uno de los artistas de grafiti más importantes de los años 80. Un día llegó a casa y dijo: 'Papi, mis piernas están hormigueando'. Esa fue una de las primeras señales de que padecía de ELA. Eventualmente quedó completamente paralizado, con apenas movimiento en sus ojos.
El grafitero que inspiró
Tony Quan, conocido Tempt One o Tempt1, es un artista de grafiti estadounidense que comenzó a plantar su arte en los muros de Los Ángeles a principios de 1980.
Su estilo icónico de escritura, derivado de sus raíces chinas y mexicanas, armoniza la precisión de las líneas caligráficas chinas con la audacia de las letras classic serif Los Angeles "cholo" para crear un estilo singularmente angelino.
Como yo estaba involucrado con animación, lo admiraba y decidí apoyarlo, así que me reuní con su padre y su hermano para donarles fondos y les pregunté qué iban a hacer con el dinero.
Su hermano me dijo: "Sólo quiero poderme comunicar con mi hermano otra vez" y le pregunté: "¿Cómo se comunican ahora?".
Yo había visto cómo se comunicaban personas famosas como el (físico y cosmólogo) Stephen Hawking, pero ¿cómo lo hacían los que no lo eran y no podían darse el lujo de tener esas máquinas?
Resulta que lo que hay que hacer es mover el dedo sobre una página con letras y cuando llega a la letra indicada, el paciente parpadea y uno escribe esa letra; luego uno empieza de nuevo, hasta que se forma una palabra.
Así que decir "¡Buenos días! ¿Cómo está?" es un proceso largo y laborioso.
Entonces les dije: "Eso es ridículo. Yo tengo un hermano y no me imagino no poderle hablar. Vamos a hacer que su hermano vuelva a hablar y además que vuelva a pintar".
Nos abrazamos y chocamos los cinco, y al salir de ahí pensé: "¡En qué me metí!". Yo no tenía ninguna experiencia en tecnología de reconocimiento ocular, nunca había pronunciado esas tres palabras juntas.
Pero como productor de cine y televisión, constantemente nos piden que 'hagamos que algo sea posible, sin excusas', y esa era mi forma de pensar. Sencillamente teníamos que encontrar la manera. Y lo hicimos.
Poco después, en una conferencia conocí a GRL – Graffiti Research Lab – quienes tenían la tecnología para dibujar en cualquier superficie con un puntero láser. Así hacen instalaciones de arte en todo el mundo.
Luego, nos trajimos a siete programadores de todas las esquinas del mundo, los metimos en nuestra casa –mi esposa, mis hijos y yo nos mudamos al garaje- y estos hackers y programadores y teóricos de la conspiración y anarquistas se tomaron el lugar.
Al final, creamos algo que se llama el EyeWriter, que le permitió pintar a Tempt One por primera vez en años.
No son más que unas gafas baratas, unos cables, unas cosas compradas en cualquier ferretería y una cámara PS3 modificada. Ahora hay un aparato que uno lo puede armar solo: en nuestro sitio está el software que se puede bajar gratis y todas las instrucciones.
No tiene límites: no hay compañía de seguros ni ningún hospital que pueda decir 'no'; cualquier persona que está paralizada tiene acceso al EyeWriter para dibujar y comunicarse.
Tras probarlo, Tempt nos mandó un email que decía: "Esa fue la primera vez que pude dibujar algo en 7 años. Me siento como si me hubieran hundido bajo el agua y finalmente alguien me haló de la cabeza para que pudiera respirar".
Si usted ve algo que no es posible, hágalo posible. Todo lo que nos rodea no era posible antes: las computadoras, los micrófonos, el EyeWriter… Yo no soy un programador, nunca había hecho nada con tecnología de reconocimiento ocular, sencillamente identifiqué algo y me asocié con gente asombrosa para hacerlo posible.
Yo diría que prefiero la motivación antes que la inteligencia. La motivación es visceral, emocional y cuántas cosas asombrosas se han conseguido gracias a la emoción: ese atleta que lleva al límite su habilidad y vence a otro que es claramente superior.
Yo creo que lo que realmente queremos hacer es aprovechar esa motivación y la inspiración de algo que es realmente necesario, que tiene que ser hecho y conseguir a la gente que es inteligente –pero queremos conectarlos emocionalmente primero y luego sí queremos su inteligencia- y así ellos contribuyen con su inteligencia, su pericia, sus colegas… lo que sea, y dicen "¡tenemos que solucionar esto!".
Esa resiliencia es parte de nosotros: necesitamos fuego, prendámoslo; necesitamos refugio, construyámoslo; necesitamos un martillo, consigámoslo; necesitamos que alguien se pueda volver a comunicar, modifiquemos una cámara web, unas gafas y un gancho de colgar ropa y convirtamos eso en realidad.
Mi visión del futuro es un mundo en el que uno revisa todo lo que se hizo antes –en los campos de la medicina, tecnología, industria automotriz- y lo considera como bloques de construcción de inteligencia que se pueden ensamblar de otra manera y así encontrar soluciones para otros problemas".
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