miércoles, 8 de enero de 2014

Uruguay y una medida para salvar vidas

Desfibrilador
El desfibrilador es un aparato que aplica descargas eléctricas para restablecer el ritmo cardiaco normal.
Muy pronto, una persona que sufra un paro cardíaco en una oficina pública, un centro comercial, un supermercado, un club deportivo o una clínica, entre otros sitios, probablemente tendrá cerca un aparato que intentará salvarle la vida.
Uruguay se convirtió en uno de los pocos países en el mundo en contar con una ley que exige la instalación de desfibriladores y el entrenamiento de gran parte de la población en técnicas de reanimación.
La ley, aprobada el año pasado pero reglamentada hace poco, establece que todos los espacios públicos o privados donde concurran diariamente más de mil personas deberán tener desfibriladores externos automáticos en lugares visibles.
Se trata de aparatos de fácil manejo por el público en general, que permiten reanimar a personas que sufran paros cardiorrespiratorios. Esos dispositivos administran descargas eléctricas para restablecer un ritmo cardíaco viable.
Además, la norma obliga a que se enseñe resucitación cardíaca básica a al menos la mitad del personal de todas las empresas públicas o privadas, todos los lugares de trabajo o estudio, ya sea que allí se instalen o no esos aparatos. El plazo para instrumentar la medida es de cinco años.

Evitar la muerte súbita

Mario Zelarayán, presidente de la Comisión de Salud Cardiovascular, dijo que cada año mueren 10.000 personas en Uruguay como consecuencia de problemas cardíacos.
Aunque no hay cifras concretas, se calcula que unos tres mil fallecimientos se deben a muertes súbitas, y que la mitad ocurren en lugares de trabajo o sitios públicos.
Son pacientes que mueren de golpe, sin haber tenido síntomas de fallas cardíacas. "Se podrían salvar hasta el 90% de esas vidas si hay alguien cerca que sepa resucitación y si hay un desfibrilador", aseguró Zelarayán.
Club de Tenis
Clases de reanimación en el club de tenis.
Las probabilidades de éxito son mayores si se aplican las técnicas dentro de los cuatro minutos siguientes al paro cardiorrespiratorio.
Leslie Van Rompaey sufrió un paro cardíaco mientras jugaba al tenis, hace 11 años. En ese entonces, el Círculo de Tenis, el club donde jugaba y que presidió durante seis años, no contaba con desfibriladores.
"Me salvó la reanimación manual y el masaje cardíaco porque tuve la suerte de que era un día feriado y había varios médicos jugando en el club", explicó a BBC Mundo.
Después de su experiencia, el centro deportivo se convirtió en uno de los primeros lugares en instalar un desfibrilador. Hace cinco años ocurrió el primer caso de éxito cuando una secretaria que había hecho el curso de reanimación y había aprendido a usar el aparato, logró salvar la vida de un socio.
"Los médicos de emergencia que llegaron después nos dijeron que la magnitud del infarto fue tal, que no habrían podido salvarle la vida si no hubiera sido por la utilización del desfibrilador", explicó Van Rompaey.

Todos a comprar

Carlos De Mula, médico cardiólogo y director de la empresa de venta de desfibriladores Abacom, dijo a BBC Mundo que a pesar de que no ha habido una campaña de difusión sobre la entrada en vigor de la ley, en los últimos meses las ventas se dispararon.
Desfibrilador
Los aparatos deben estar visibles.
"Hemos vendido más en un par de meses que en los cinco años anteriores, desde que instalamos la empresa", aseguró. Dijo que aunque muchas empresas no tienen obligación de comprar los aparatos, lo han hecho en "una actitud de responsabilidad", como es el caso de fábricas, por ejemplo.
El desfibrilador cuesta alrededor de US$1.700 e incluye capacitación para ocho personas. "Quizás nunca se use pero si algún día lo necesitaras, no tiene precio, porque cambia dramáticamente la expectativa de resucitar a alguien", aseguró.
El reglamento establece que las empresas ya deben adquirir los desfibriladores, pero se otorga un plazo de cinco años para entrenar a la población porque no existe cantidad suficiente de profesores ni lugares para enseñar a tanta gente.
La Comisión de Salud Cardiovascular ya comenzó a instalar centros para preparar instructores que a su vez enseñen al resto de la comunidad.

"Aventura desafiante" 

El director de la Comisión Cardiovascular indicó que se van a instalar 50 centros con personal instruido y con los materiales necesarios, como muñecos y simuladores, donde se impartirá la enseñanza a la comunidad de forma gratuita.
Defibrilador en un supermercado.
En algunas tiendas ya han instalado los aparatos y capacitado al personal.
"Es un curso de de resucitación cardíaca, muy sencillo y práctico, de tres horas de duración, donde se enseña la cadena de la supervivencia. Cuando uno hace un diagnóstico de presunto paro cardíaco hay que avisar a una ambulancia y se inicia la resucitación. Si tiene un desfibrilador a mano lo pone a funcionar. Lo que tiene que hacer el socorrista es poner los electrodos en el pecho y apretar un botón", explicó Zelarayán.
Si bien no están previstas sanciones, Zelarayán señaló que es poco probable que las instituciones y sitios obligados a cumplir la ley se arriesguen a no respetarla por el costo que puede significarles el hecho de que se produzca una muerte por no tener el dispositivo ni personal entrenado.
Por otra parte, la ley exime de responsabilidad a aquél que utilice el desfibrilador para atender a una persona afectada.
Según De Mula, éste es un punto importante, ya que hasta ahora en los lugares donde había estos aparatos la gente tenía miedo de usarlos. "Muchos pensaban: si llego a fracasar, todavía puedo ser demandado; eso se subsanó". Sin embargo, el especialista advirtió que el país se embarca en "una aventura desafiante. Instruir a tanta gente no será fácil".
Por ahora se están dando los primeros pasos.

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