Violación: "Entendí que mi vida estaba empezando", Natalya, Rusia
Redacción BBC
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Hace dos meses, la trágica muerte de una víctima de violación en India horrorizó a la sociedad y trascendió las fronteras. El eco de ese crimen no ha dejado de resonar por ser una experiencia sufrida por tantas mujeres en el mundo. Seis sobrevivientes de violaciones en seis esquinas del mundo compartieron su historia con la BBC.
Natalya vive en alguna parte de Rusia con su esposo y su hija. Fue violada en 2007 por un hombre que una de sus amigas le presentó para que salieran. Cuando su amiga se fue, la violaron. Dos amigos del violador estuvieron presentes y fueron testigos de la violación. El hombre fue sentenciado a cinco años de prisión. Ahora está libre.
"Después de que algo como esto sucede, algunas mujeres piensan en quitarse la vida; otras se hunden en el alcohol. Yo hice ambas. Cuando bebía olvidaba todo y luego podía hablar de ello con mi amiga. Pero después estás sobria y te sientes tan mal como antes; te sientes sola y piensas que en el futuro… no podrás encontrar un compañero con quien enamorarte o casarte.
Una o dos semanas después de que ocurrió, traté de suicidarme saltando del sexto piso de un edificio. Mis amigas se dieron cuenta de mi estado y dijeron que debería buscar ayuda y hablar con un psicólogo. Les daba miedo dejarme sola. Con ellas, llamamos a una línea de atención para mujeres y fuimos transferidas a un centro de atención de crisis de mujeres. Me recomendaron que presentara una queja con la policía, pero yo decidí arreglarlo yo misma: le pediría a algunos amigos que encontraran al hombre y lo golpearan en venganza.
Al final, fuimos directamente donde el fiscal, que es la siguiente instancia después de la policía. Creo que esa fue la forma más afectiva: hicieron algo de inmediato. El fiscal nos remitió a la policía.
"Después de que algo como esto sucede, algunas mujeres piensan en quitarse la vida; otras se hunden en el alcohol. Yo hice ambas"
Sorpresivamente en la estación de policía recibí un buen tratamiento y vi buenas actitudes. Tuve el apoyo de un psicólogo del centro de crisis que estuvo conmigo durante todos los interrogatorios. No hablé con mucha gente sobre lo que me pasó. Le conté a mi madre solo hasta 2008. Ella lloró y me dijo que algo parecido le ocurrió a ella. Me apoyó. Mi esposo sabe de esto. Y le conté a mis compañeros de piso de ese momento.
Creo que las autoridades hicieron todo lo que pudieron y más aún en mi caso. Yo sé que en Rusia no siempre es así. Pero tuve suerte. El juez comprendió mi situación, el fiscal era un gran hombre. Ellos eran hombres, pero me ayudaron a pesar de que yo era una joven estudiante que fue a una cita con ese hombre.
Después de que el veredicto fue anunciado, sentí como si un peso pesado se hubiese levantado de mi pecho y me puse a llorar; esta vez de felicidad. Y me di cuenta de que la vida comenzaba para mí y que no había perdido la ida al centro de crisis. Yo era una estudiante de leyes en ese tiempo, así que también era consciente de mis derechos.
Volví a mi ciudad natal, conocí a mi futuro marido, me casé y luego nos mudamos a otra ciudad donde vivimos ahora. Tengo una hija. Mi vida es un éxito"
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