Matt McGrath
BBC
Entre los delegados presentes en la sofocante conferencia sobre la protección de las especies Cites que se llevó a cabo en Bangkok del 3 al 14 de marzo, los adinerados representantes de Gucci y otras casas de moda se hicieron notar.
Y no estaban allí para una pasarela sino para hablar sobre pitones.
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Estuvieron realizando reuniones para tratar de mejorar el rastreo de las pieles de pitón que utilizan en sus bolsos y zapatos.
Y es que están muy preocupados porque algunas pieles de pitón de origen ilegal están siendo puestas a la venta en sus exclusivas boutiques como bolsas y botas de última moda.
Por ello, intentaron instaurar un sistema de rastreo que permita realizar un seguimiento de los pitones "desde el pantano hasta el mercado".
La mayoría de las especies de pitón están reguladas bajo el Apéndice 2 de Cites. Lo que significa que el comercio legal necesita licencias y cuotas de importación y exportación.
Un informe del Centro de Comercio Internacional estima que se exportan cada año medio millón de pieles de pitón -con un valor de alrededor de US$1.000 millones.
Rastros y cinturones
Los genios de la moda están tratando de poner de su parte para detener el comercio ilegal.
"El rastreo es un nuevo desafío. Estamos absolutamente conscientes de que es un tema complejo, nos gustaría invertir porque, en realidad, ya estamos invirtiendo mucho", dijo Rossella Ravagli de la casa de moda Gucci en una reunión paralela a la conferencia que se llevó a cabo en Bangkok, Tailandia.
Ravagli dio pocos detalles, pero dijo que un proyecto piloto había comenzado a "crear un sistema de granjas de ciclo cerrado".
"El rastreo es una palabra clave -el rastreo significa transparencia y transparencia significa credibilidad", agregó.
Tanta es la urgencia que ha puesto en este tema la gente involucrada en el mundo de la moda, que un experto en reptiles se comprometió a informar rápidamente sobre las maneras en las que se puede asegurar que los pitones van a ser rastreados desde Tailandia hasta que se convierten en unas botas altas.
Don Ashley me dijo que su informe buscaría desarrollar un sistema eficaz de etiquetado de los pitones que sea fundamental en el comercio legal y rastreable. Pero todo el mundo tendría que seguirlo.
"Si otros países no requieren que una piel sea marcada, se abre la oportunidad para que una piel ilegal entre y se mezcle con pieles legales y sea reexportada", dijo.
Quedan enormes desafíos. Pero estaba seguro de que con la cooperación de la industria de la moda, se podrían lograr cambios significativos. Insistió en que el cocodrilo podría ser el modelo a seguir del pitón.
"Vi el mismo escepticismo que si se hubiera restaurado el comercio mundial del cocodrilo, se habría extinguido en 10 años. Ahora tenemos más caimanes que nunca, y tenemos una industria en Luisiana con un valor de más de US$60 millones al año. La mayor parte de ello va directamente a las comunidades costeras", indicó.
Si se logra instaurar un marco normativo sólido, respaldado por los agricultores de serpientes y las boutiques parisinas, el futuro de la empresa del pitón parece extraordinariamente bueno.
Por lo menos, mientras la especie siga viva.
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