lunes, 9 de agosto de 2010

EXOTICAS Y SALVAJES COSTUMBRES:



Los humanos tenemos unas exóticas y salvajes costumbres respecto a nuestra relación con los animales, desde como los criamos a como los sacrificamos.


Potente afrodisíaco
Un dálmata de menos de un año de edad es sacado de la perrera y arrastrado por un callejón trasero de un mercado de Corea del Sur. El cachorro llega a defecar de pánico. El hombre le introduce una varilla metálica conectada a un generador y le suelta una descarga eléctrica que paraliza al animal, sin llegar a matarle.





Este proceso se interrumpe y repite varias veces. El animal está aturdido y es entonces cuando el hombre lo "soasa" con un soplete y lo despelleja vivo. Esta operación dura en total una hora; el objetivo buscado es que el animal segregue la mayor cantidad posible de adrenalina en el momento de la muerte, porque se considera que esta carne colmada de adrenalina es un potente afrodisíaco que permite largas erecciones a los hombres.


Se buscan terneras
Una pistola de aire comprimido te perforará (sin matarte) el cráneo antes de que cumplas seis meses. Introduciremos en el agujero una varilla metálica que atravesará tu cerebro y la médula espinal para que dejes de dar coces. Tu corazón, que todavía seguirá latiendo, ayudará a expulsar bien toda la sangre del cuerpo.
Ahora ya podemos despojarte de tu cabeza, patas y piel. Entonces mandaremos tus restos a mayoristas, que te transformarán en barra de labios y crema de afeitar. Tu piel será hervida en agua, secada y molida antes de transformarse en gelatina en polvo.





En Atlantic Gelatin (EE.UU.) estos polvos serán mezclados con azúcar, ácido adípico, ácido fumárico, fosfato disódico, citrato de sodio tinte alimentario y aromas artificiales y te sacaremos al mercado con el nombre de Jell-O. Dos millones de tarros de este postre se venden diariamente a escala mundial. Debidamente refrigerada esta gelatina puede conservarse hasta tres años.
Si eres reno, eres muy aprovechable


Puedes pasar meses mascando líquenes en las heladas llanuras de Roros (Norte de Noruega) Cuando todavía seas joven, te acorralaremos, te conduciremos a un pequeño establo y allí te dispararemos con una pistola de aire comprimido. En unos minutos te desangrarás (para nosotros eso es poco tiempo), te despellejaremos y te haremos el favor de quitarte los cuernos.
Tu cornamenta y pene saldrán rumbo a Asia, donde serán vendidos como afrodisíacos. Transformaremos tus pieles en forros para asiento de automóvil. Los cortes más preciados de tu carne acabarán en un banquete de boda en Oslo. La carne de menor calidad la mandaremos a la empresa Tonder Mat, que la picará y transformará en albóndigas. Esta marca vende cada año 1´5 millones de latas de albóndigas de reno de la marca Joika. Además, tu carne tiene la ventaja de que, herméticamente cerrada, puede durar en las estanterías del supermercado hasta 10 años.
Si eres león y trabajas en un circo... cuidado con los accidentes: Un león en un circo de Los Ángeles (EE.UU.) está a punto de atravesar un aro en llamas, como tantas otras veces. Pierde el equilibrio, cae de espaldas y se parte la cadera en más de siete puntos distintos. Ante este fatal accidente, el circo llama a Polarica Inc., distribuidor de alimentos exóticos de New York. El presidente de Polarica Inc. se encarga de comprar el león, sacrificarlo y envasarlo.
Si te ocurre lo mismo que a este león, Polarica venderá tu carne a un restaurante local que destaca en su menú dedicado al safari el "estofado de león". Si el restaurante necesitara más carne, se pondría en contacto con un criador de leones de Chicago, EE.UU. (donde cada año se crían 500 leones para consumo de carne) "Puedo suministrar carne de león en un máximo de cinco días", promete este criador, que añade que su carne tiene la ventaja de que puede permanecer fresca todo un año si se conserva al vacío y a una temperatura de 25°C.
Mónica Lekanda

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