Comercio justo, productos orgánicos y mercadeo local son términos que encontramos, con mayor frecuencia, ligados a cuestiones de comida. Sin embargo, podemos rastrear su presencia en todas las actividades humanas actuales, incluyendo la industria de la moda.
Si nos diéramos a la tarea de investigar qué papel ha tomado la industria de la moda en cuanto a responsabilidad social, quizás encontraríamos un lado tétrico que borraría todo el glamour en un parpadeo. Son muchos los casos de explotación de niños y mujeres en la industria del vestido. Cifras indican que el 70% de la ropa económica se maquila en países del mundo donde las garantías laborales son nulas, y más del 60% de las personas que trabajan en esta industria son mujeres que no cuentan con seguro social. En cuestión ambiental, la industria de la moda parece estar mejor orientada. Hoy vemos con más frecuencia que los grandes diseñadores están buscando telas ecológicas no sólo por sus cualidades textiles, sino también con la intención de propiciar esa misma iniciativa en el resto de la industria, ya que la utilización de materiales ecológicos propicia la conservación del ecosistema. Para producir ciertas telas elásticas y garantizar que su precio no sea elevado, las industrias utilizan químicos de baja calidad, que terminan en los drenajes de países cuyas regulaciones ambientales son mínimas. Por otra parte, para obtener ropa de fibras naturales, se utilizan pesticidas, fungicidas y herbicidas que desgastan el suelo rápidamente, dejándolo estéril y afectando la salud de quienes lo cultivan. Podemos seguir largo rato con la lista de tragedias, pero lo importante son las soluciones prácticas que están en nuestras manos:
1. Busca ropa que no requiera de tratamientos contaminantes para su cuidado, como blanqueadores, lavado en seco, jabones agresivos, etcétera (información en la etiqueta). Hoy en día se encuentran en el mercado detergentes ecológicos que son más nobles con los tejidos, maltratan menos la ropa y, por ende, al ambiente. Otra forma de ahorrar dinero y ser más amigable con el planeta es desenchufar la secadora y poner la ropa al sol.
2. Revisa en la etiqueta si se recurrió a procesos respetuosos con el medio ambiente y con la comunidad que los cultivó y maquiló. Busca la certificación SKAL (sin pesticidas) en la etiqueta. Si no la tiene, lo más recomendable es investigar un poco en Internet -acerca de esa y otras marcas- para ver si practican el comercio justo, cuidan de sus empleados, del ambiente, los animales, etc.
3. Vintage = ecológico. Pero vintage en serio, no ropa nueva que simula ser vieja y se vende a precios ridículamente caros. Hoy en día hay un eclecticismo que permite a cada quien crear su estilo y no dejarse llevar por una tendencia en particular, así que lo vintage tiene una gran oportunidad; darle un segundo uso a la ropa en buenas condiciones es de gran ayuda social y ambiental. En muchos barrios se ha puesto de moda tener bazares, tiendas o mercados en los que se realiza compra-venta de ropa usada en buenas condiciones. Algunos de estos bazares son promovidos por asociaciones civiles que trabajan con gente en reintegración social. De manera que al reciclar la ropa, también se aporta algo a las comunidades más vulnerables.
DEBE HABER CIENTOS, QUIZÁS MILES DE BLOGS EN PRO DE LOS DERECHOS DE ANIMALES, CRIATURAS, Y DEMÁS SERES INERMES. ANHELO SUMAR MI VOZ A LA DE TODOS ELLOS, PIDIENDO UNA TOMA DE CONSCIENCIA Y RESOLUCIÓN PARA REALIZAR ENTRE TODOS, UN MUNDO MEJOR. HAY COSAS QUE NECESITAN SER CAMBIADAS Y EXPUESTAS A LA LUZ, POR RAZONES DE JUSTICIA Y BIENESTAR SOCIAL. APROVECHA LA GRAN CANTIDAD DE NOTAS DE SUMO INTERÉS (Entradas Antiguas) TU COMENTARIO NUTRE. ACOMPÁÑAME, ESTÁ REALIZADO PARA TI. USA "BUSCADOR".
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