sábado, 17 de diciembre de 2011


Queridos amigos y amigas, 


En estos momentos, la flota ballenera japonesa navega rumbo al sur para cazar miles de ballenas, escoltada por agentes de seguridad privados que cuestan 30 millones dólares, ¡financiados con los fondos públicos de ayuda y recuperación del tsunami! El Primer Ministro de Japón se encuentra bajo enorme presión por la falta de asistencia a las víctimas del desastre, y una protesta global puede presionarle aún más para que destine dichos fondos para ayudar a los ciudadanos, y no para matar ballenas. Firma la petición y reenvíala a todo el mundo:

¡Firma la petición!
En estos momentos, la flota ballenera de Japón está navegando rumbo al sur para cazar miles de majestuosas ballenas, escoltada por fuerzas de seguridad privadas que cuestan 30 millones de dólares, ¡financiadas con los fondos destinados a la asistencia y reconstrucción tras el tsunami del pasado marzo! 

Activistas defensores de las ballenas han venido bloqueando con éxito la cacería japonesa de dichos cetáceos. Y es precisamente por esto que el gobierno de Japón ha decidido hacer uso del dinero de la reconstrucción para impedir que los activistas interfieran con sus barcos cuando estos se dispongan a llevar a cabo su brutal masacre. 

Si logramos detener las medidas de seguridad de la flota ballenera, y recuperar el dinero para ayudar a los ciudadanos japoneses que siguen atrapados en zonas radioactivas, podremos contribuir a poner fin a la caza de ballenas de una vez por todas. Yoshihiko Noda, Primer Ministro de Japón, se encuentra bajo enorme presión tras la escandalosa ausencia de asistencia y compensación a las víctimas del desastre nuclear. Una enorme protesta global puede galvanizar suficiente indignación dentro y fuera de Japón, obligando a Noda a utilizar los valiosos fondos de emergencia para salvar a la gente, y no para matar ballenas. Firma la petición y reenvíala a todo el mundo: 

http://www.avaaz.org/es/japan_disaster_funds_whaling_b/?vl

El coste de la caza de ballenas es astronómico, ¡y sólo es posible gracias a los descabellados subsidios con dinero público que ascienden a unos 35,000 dólares por ballena! Si se recortasen dichos subsidios, la industria ballenera sería insostenible. Pero ahora, el Primer Ministro se dispone a derrochar 30 millones de dólares para dotar de seguridad privada a los cazadores de ballenas, y así evitar que los grupos defensores del medio ambiente marino puedan molestarles. Con este respaldo, Japón planea matar 1,000 ballenas minke para comerciar con su carne este año. 

Representantes del gobierno dicen que los subsidios al sector ballenero ayudarán a las comunidades costeras afectadas por el tsunami. Sin embargo, Japón ha tenido que almacenar la carne de ballena porque muy pocas personas la quieren consumir.Mientras tanto, el gobierno se ha olvidado de las víctimas que están atrapadas en las zonas con altos niveles de radiación, y sólo unos pocos tienen derecho a una ridícula compensación de apenas 1,000 dólares. 

Pidámosle al Primer Ministro Noda que no sucumba ante el lobby ballenero, y que gaste los fondos de asistencia y recuperación ayudando a quienes más lo necesitan: las víctimas. Firma esta urgente petición ahora y compártela con todos tus conocidos:   

http://www.avaaz.org/es/japan_disaster_funds_whaling_b/?vl 

El año pasado, nuestra comunidad se unió reuniendo un número récord de firmas y contribuyendo a asegurar una extensión de la moratoria mundial contra la caza comercial de ballenas. El mes pasado, más de 130,000 miembros de Avaaz en Japón se unieron para presionar al gobierno a que utilice los fondos de socorro del tsunami para proteger a los niños que están expuestos a la radiación, financiando su evacuación de las peligrosas zonas radioactivas. Una y otra vez, estamos viendo cómo el poderoso lobby ballenero en Japón está poniendo el lucro por encima de las personas y el bienestar del planeta. Y sabemos que juntos podemos pararlos. Hagámoslo una vez más

Con esperanza y determinación, 

Stephanie, Jamie, Emma, Ricken, Morgan, Laura, Wissam, Wen-Hua y el resto del equipo de Avaaz 

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