Solemos guardar en los trasteros o en los rincones de nuestras casas multitud de objetos que ya no utilizamos y que nos resistimos a deshacernos de ellos, por si acaso algún día nos hacen falta. También tenemos otra costumbre parecida: tenemos muchos objetos y utensilios, que aún no tienen la categoría de trastos porque no los hemos guardado, pero que ocupan un precioso lugar, complicándonos la vida.
Ejemplos de objetos innecesarios hay muchos:
- imagínate que posees varios relojes, para diferentes ocasiones y para combinar con diferentes formas de vestir. Cuando quiero utilizar el reloj azul resulta que no se dónde está. Otro día busco el reloj sumergible y recuerdo, después de haber pasado media hora buscando, que me lo pidió mi primo para ir de buceo. Y cada mes hay que ir al relojero para cambiar la pila o reparar alguno de los relojes. Conclusión: mejor tener solo uno.
en la cocina puedes tener tantos cacharros que terminas por no tener espacio. Muchos más vasos de los que hacen falta, cazuelas de mil y un tamaños y múltiples máquinas para hacer de todo.
Todo ocupa un lugar y requiere de un mantenimiento. ¿Para que vamos a ocupar el espacio de nuestra casa y nuestro tiempo y dinero para dedicarlo a todo aquello que es innecesario?
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