martes, 30 de julio de 2013

EL DIAGNÓSTICO SUELE DEMORAR AÑOS Y ESTAR BASADO EN OBSERVACIONES SUBJETIVAS

Crean un nuevo método para detectar el autismo

Valiéndose de una serie de sensores de movimiento y una plataforma digital, un equipo de neurocientíficos estadounidenses creó un sistema que capta el grado de autismo de un niño, lo estimula y logra que se exprese dentro de un juego.
Leticia Costa Delgado
Un nuevo método para diagnosticar el autismo fue desarrollado por investigadores de la Universidad Estatal de Nueva Jersey. A diferencia de los métodos tradicionales, el sistema no se basa en criterios subjetivos sino objetivos de las carencias cognitivas de las personas, aseguran los autores en un artículo publicado hoy en la revista especializada Frontiers in Neuroscience.Leticia Costa Delgado
El desarrollo, financiado por la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos, fue dirigido por Elizabeth Torres y Dimitri Metaxas, expertos en Neurociencia computacional, disciplina que vincula diversos campos de la fisiología y el organismo con áreas de la ingeniería eléctrica.
Lo que Torres y su equipo crearon fue una plataforma digital que funciona de modo similar al Wii, consola de videojuegos que capta movimientos y permite jugar o realizar acciones sobre una pantalla sin tener que tocarla físicamente.
Como parte de su investigación, un grupo de niños autistas fue expuesto a distintos estímulos visuales -videos de sí mismos, dibujos animados, videoclips o programas de televisión- y con el objetivo de que intentaran comunicar qué producto le gustaban más que el resto.
"Cada vez que los niños cruzaban una determinada región del espacio, empezaba el video que más les gustaba", explicó Torres. "Al principio era algo aleatorio pero a medida que iban explorando el espacio fueron entendiendo qué pasaba y comenzaron a buscar el punto que hacía empezar los videos".
En un cierto momento comprendieron que había una relación de causa-efecto entre lo que hacían y lo que sucedía, y sistematizaron su reacción. "La acción se volvió un comportamiento intencional", apuntó Torres.
El trabajo fue realizado de forma preliminar con 25 niños, la mayoría mudos; todos aprendieron espontáneamente cómo hacer para elegir su video favorito. Además, retuvieron ese conocimiento a lo largo del tiempo.
Lo que hace la plataforma en sí es medir variaciones sutiles en los movimientos de los pequeños (o adultos) y trazar un mapa digital en tiempo real de sus desplazamientos a través del espacio. Con esa información es capaz de determinar el grado exacto en el cual estos patrones de movimiento son diferentes de los de las personas "sanas".
Aun en niños y adultos que no pueden hablar, aseguran los autores, el sistema es capaz de diagnosticar subtipos de autismo, identificar diferencias de género y realizar un registro de los progresos individuales frente a un tratamiento.
La herramienta es destacada por los científicos como un medio para obtener un diagnóstico más temprano, preciso y objetivo del autismo, centrándose en la importancia de las discapacidades sensoriales y motoras de la persona y no tanto en lo que el clínico capta o interpreta de lo que hace.
"Este método puede abrir las puertas a la comunidad autista porque ofrece una opción diagnóstica a edad temprana y, posiblemente, habilita el comienzo de tratamientos a una etapa muy primaria en el desarrollo del niño", estimó Jorge José, físico teórico y neurocientífico computacional en la Universidad de Indiana, quien participó en la investigación junto a Torres.
Uno de los elementos destacados por los especialistas es que los niños fueron capaces de controlar su propio cuerpo (y comprendieron que pueden lograrlo) para transmitir y lograr eso que desean. "Ellos buscaban el punto clave por sí mismos, nosotros nunca los guiamos", aclaró Torres.
La especialista cuestionó que las formas tradicionales de tratamiento hagan más énfasis en el comportamiento socialmente aceptable (o inaceptable) que en los mecanismos que los niños desarrollan para sortear las diferencias motoras y sensoriales que tienen con los demás.
Estas diferencias varían mucho entre un individuo y otro y si las formas que cada uno adopta para sobrellevarlas son desalentadas y no estimuladas es posible que el niño con autismo se vea entorpecido aun más de lo que le tocó, aventuró la neurocientífica.
Para los investigadores, el nuevo método podría resultar un aporte significativo para que las personas con autismo puedan aprender a comunicarse. El punto estaría en que los ayuda a desarrollar su propia automotivación y no tanto a responder a las señales y comandos externos.
Torres lamentó que por ahora la plataforma no se encuentra disponible a nivel comercial, pero estimó que la base de la técnica podría generarse con computadoras convencionales y videojuegos sencillos que puedan estimular reacciones sencillas en chicos que no puedan expresarse.

Claves del tema

Un sueño para los padres y los niños

Problemas para el diagnóstico

Durante décadas el diagnóstico de niños con autismo ha sido un proceso duro. No hay exámenes médicos capaces de detectar el trastorno y generalmente los sistemas de screening se basan en el análisis del comportamiento del niño.

Diferencias en el nuevo sistema

Ahora, investigadores de las Universidades Rutgers (Universidad Estatal de Nueva Jersey) y la Universidad de Indiana, desarrollaron un mecanismo que se basa en algo mucho más objetivo: el movimiento.

Qué es lo que registra del niño

El sistema capta fluctuaciones mínimas en el movimiento y, al mismo tiempo, traza un mapa del patrón de reacciones del individuo. Luego, lo compara con el de personas que no tienen autismo.

Capta también lo inconsciente

Se trata de una plataforma que funciona con sensores co-mo si fuera una consola Wii de Nintendo. Además de los movimientos conscientes, el sistema es capaz de regis-trar los movimientos inconscientes, que son claves en niños autistas.

Prueba piloto resultó exitosa

En una prueba piloto los niños lograron expresarse y elegir un determinado video que deseaban ver luego de ser estimulados y entender que solo aparecía si posicionaban su mano en un determinado punto del espacio. Lo aprendieron solos, sin que se les indicara.

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