Efta tiene sólo 17 años pero ya ha sido víctima de violencia brutal.
La adolescente etíope sobrevivió un peligroso trayecto en un barco para cruzar de forma ilegal el Mar Rojo. Su sueño era llegar a Yemen y de allí viajar al norte hacia Arabia Saudita.
Efta fue secuestrada por bandas criminales y llevada a punta de pistola a una casa de adobe.Pero lo que encontró al llegar a Yemen fue una pesadilla.
"Allí ellos torturaron a otras niñas frente a mí. Nos golpearon y nos violaron a punta de pistola. Estaba aterrorizada" cuenta la adolescente a la BBC.
Efta es una de las decenas de miles inmigrantes, la mayoría etíopes, que llevan a cabo este arriesgado viaje cada año para llegar a Arabia Saudita.
El rico estado del Golfo se ha convertido en el sueño de muchos inmigrantes del Cuerno de África que buscan trabajo.
Pero lo que encuentran en el trayecto de 500 kilómetros a través de Yemen es "escalofriante" como le dijo a BBC Mundo Luis Encinas, coordinador de operaciones de la organización Médicos Sin Fronteras (MSF) en Yemen.
La BBC logró entrar a uno de los "campamentos de tortura".
"Hemos escuchado historias de actos de tortura inimaginables de que son objeto estas personas" dice.
"Lo que enfrentan en su viaje es una red de peligros que yo describo como inexplicables: que empiezan desde su país de origen, en este caso Etiopía, donde encuentran un sistema perverso de traficantes que se encargan de cruzarlos en barco por el Mar Rojo y después al llegar a Yemen, otra red de bandas criminales y de contrabando que los secuestran, los torturan y explotan".
Según Luis Encinas es difícil poder tener cifras oficiales del número de personas que intentan realizar el trayecto. Pero se calcula que son más de 80.000, la mayoría, entre 90 y 95%, provienen de Etiopía.
Campamentos de tortura
Efta fue retenida durante tres meses en la casa de adobe, ubicada en lo que Médicos Sin Fronteras llama "campamentos de tortura".
Cuando los secuestradores se dieron cuenta de que nadie iba a pagar ningún rescate por ella, la echaron a la calle. Efta sigue traumatizada por su experiencia.
Ahora vive en un centro de migrantes dirigido por la Organización Internacional para la Migración (IOM) -un organismo intergubernamental basado en Ginebra- en el pueblo yemení de Haradh, en la frontera con Arabia Saudita.
"Tuvimos que establecer este centro específicamente para asistir a estas personas" explica a BBC Mundo Nicoletta Giordano, jefa de las operaciones en Yemen de la IOM.
El "valor" de los inmigrantes para los traficantes se ha reducido.
El centro, agrega, fue establecido como respuesta a la situación de emergencia que están enfrentando los inmigrantes en Haradh, que se ha convertido en un "cuello de botella" por el enorme número de personas que intentan cruzar.
La mayoría de los inmigrantes atraviesan las montañas de Etiopía hacia Yibuti y allí pagan a traficantes de personas para que los transporten por el Mar Rojo en su ruta más corta, por el Bab el-Mandeb (o la Puerta del Dolor).
"La mayoría de los que entran a Yemen quieren llegar a Haradh porque es el puesto fronterizo más cercano desde el cruce desde Yibuti por el Mar Rojo".
"Por supuesto que no todos logran llegar hasta aquí. Muchos son secuestrados o explotados por una articulada red de traficantes".
"La mayoría de las mujeres son violadas y los hombres torturados. Y estos abusos comienzan desde el viaje en el barco por el Mar Rojo, antes de que logren llegar a Yemen".
"Menos valiosos"
Nicoletta Giordano también ha recibido información sobre los "campamentos de tortura".
La historia de Hafton
Hafton Ekar, de 23 años, hizo el viaje de Etiopía a Yemen con un grupo de amigos.
Su objetivo era encontrar un trabajo en Arabia Saudita para mantener a sus familias, pero fueron secuestrados poco después de entrar como contrabando a Yemen.
Al padre de Hafton le dijeron que tenía que pagar US$300 para liberar a su hijo, pero después de que pagó el rescate, Hafton fue vendido a un "campamento de tortura".
La nueva banda quería otros $250, pero ya no había más dinero. Hafton fue brutalmente torturado.
"Me hirieron gravemente. Tanto, que ni siquiera puedo usar el baño. Estoy paralizado", dijo.
Sus amigos lo llevaron en sus espaldas cuando escaparon. Hafton ahora vive en un colchón del centro de refugiados en Haradh.
"Cuando estas personas desembarcan en Yemen los traficantes ya los están esperando, los llevan en auto hacia el pueblo más cercano y hacia los 'campos de tortura' o 'patios de traficantes'" explica la funcionaria de IOM.
Debido a que la frontera saudita está más fortificada y cerrada que nunca, el "valor" de los inmigrantes para los traficantes se ha reducido, de manera que ahora los están intentando explotar por otras vías, por ejemplo secuestrándolos para conseguir rescates de dinero, afirma Giordano.
"Lo que está pasando ahora es que muchos de ellos, al menos los que han podido escapar las bandas criminales, al darse cuenta de que es imposible cruzar la frontera están desesperados por regresar a su casa".
"Nosotros estamos tratando de ayudar a los más vulnerables, las mujeres y niños. Pero no tenemos fondos para poder repatriar a todos".
Según los cálculos más recientes del IOM, unos 84.000 inmigrantes etíopes llegaron a Yemen en 2012.
Actualmente unos 25.000 están varados en Haradh. Muchos no tienen medios de volver a su casa, otros están enfermos o han sido torturados y gravemente heridos y están siendo atendidos en el centro de la IOM.
"Nuestras estadísticas más recientes, del 8 de julio, muestran que nuestro centro de Haradh está albergando a más de 3.000 personas: 2.867 hombres, 33 mujeres y 93 menores de edad".
La situación, dice la funcionaria de la IOM, es "una crisis humanitaria internacional".
País poco preparado
Yemen no tiene los medios para enfrentar el problema. Las autoridades están actualmente luchando contra dos insurgencias en el país que ya han causado decenas de miles de desplazados.
Y la ayuda internacional que el gobierno recibe está destinada principalmente a éstos y a otros 200.000 refugiados somalíes que han llegado al sur de Yemen huyendo de su propio país.
Arabia Saudita, por su parte, ha cerrado sus fronteras y está pidiendo que el gobierno yemení haga más para enfrentar la situación.
"Esta gente llega con el sueño de llegar a los ricos Estados del Golfo donde se les ha dicho hay enorme desarrollo y riquezas y una gran demanda de mano de obra. Donde creen que podrán trabajar y ganar mucho dinero. Pero lo que encuentran es algo totalmente distinto"
Mientras tanto, las bandas de secuestradores y torturadores parecen continuar operando libremente.
Y Haradh, donde durante siglos ha prosperado el negocio de armas y narcotráfico, ahora tiene una nueva mercancía: personas.
Algunos, como Efra, indican que hay soldados -o gente vestida con el uniforme de los soldados yemeníes- involucrados también en la tortura.
La BBC intentó entrevistar al gobierno sobre el tratamiento de los inmigrantes, pero la solicitud fue declinada.
"Esta gente llega con el sueño de llegar a los ricos Estados del Golfo donde se les ha dicho hay enorme desarrollo y riquezas y una gran demanda de mano de obra. Donde creen que podrán trabajar y ganar mucho dinero" afirma Luis Encinas de Médicos Sin Fronteras.
"Pero lo que encuentran es algo totalmente distinto".
"Aún así siguen llegando a Yemen. La situación en sus países es tan desesperada que aun sabiendo lo que les espera, prefieren arriesgarse en este peligroso trayecto".
Los inmigrantes deben viajar 500 kilómetros por Yemen.