Ladrones
Por Hugo Caligaris LA NACION
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"Si no, tenemos que dejar la política para que la hagan los ricos y los ladrones."
(El presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, justificó así el aumento del 100% en las dietas de los legisladores.)El Sindicato de Ladrones convocó a una reunión de urgencia a raíz de las declaraciones de Domínguez. Más que disgusto, había bronca. Los chorros estaban ofendidos, tocados -si se nos permite decirlo así- en su orgullo. Con la cuota de sigilo que recomendaban las circunstancias, nos introdujimos en la asamblea y fuimos testigos de las ponencias de los expositores. Al final, las decisiones se aprobaron a mano alzada, no por el voto nominal, por la natural reserva de apellido que impera en el gremio."Nosotros vamos siempre de frente. No prometemos nada que no estemos dispuestos a cumplir. Lo nuestro es «dame todo lo que tengas encima» y «arriba las manos». ¡Que no nos comparen!", gritaba, fuera de sí, el representante de los ladrones porteños, un malevo de buena labia que sabe de memoria bastantes versos de González Tuñon y de Borges. Otro, un punguista riojano cuya excelencia le permitiría aspirar al Nobel si existiera la categoría, no podía contener su indignación: "¡Nosotros sabemos nuestro oficio! ¡Nos entrenamos todos los días, nos perfeccionamos! ¿Por qué se piensan que queremos ser como ellos?" Era un ladrón bueno en lo suyo, pero no tan culto como el anterior.Hubo varias mociones de orden. La idea de un piquete frente al Congreso fue desechada por razones de seguridad. También desestimaron la publicación de una solicitada en los medios "porque no queremos ser usados políticamente", según dijo el diputado (entre ellos se daban este trato irónico) por la provincia de Buenos Aires. El delegado santiagueño sugirió una huelga de brazos caídos en señal de repudio por la insólita afirmación de Domínguez, pero sólo cosechó bromas y carcajadas. Finalmente se resolvió desestimar la incorporación de nuevos miembros al sindicato en caso de sospecha de que cumplen actividades legislativas en cualquiera de las dos cámaras. "Acá no entran -dijo el presidente del mitin, muy terminante-. Este es un club de gente honrada."
Eso ocurre en todas las sociedades, especialmente en latinoamerica, que en vez de colaborar con sus ciudadanos, se enriquecen a costa de ellos. Saludos. judith.
ResponderEliminarY gracias por pasar por mi blog, y dejar tan lindo comentario. besos.
Me encantó tu blog y visitaré otros.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte y dulce.