Qué desperdicio de comida
963 millones de personas padecen hambre en el mundo según datos oficiales de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, la FAO. Pero, esta realidad vive paralela a otra: la ingente cantidad de comida malgastada a diario en todo el planeta.
Una cifra: "con la comida desperdiciada durante un año en el Reino Unido y Estados Unidos se podría sacar de la hambruna a todas las personas que pasan hambre en el mundo". Es decir, a esos 963 millones de personas. Esa es la conclusión a la que ha llegado el experto Tristram Stuart, autor de “Basura: destapando el escándalo global de alimentos” (Penguin 2009), que asegura que ha usado datos oficiales, incluidas cifras de Naciones Unidas.
Las rebanadas perdidas
¿Pero como se malgasta la comida? Stuart cuenta a BBC Mundo un ejemplo: “A los supermercados no les gusta hacer sus sándwiches con la rebanadas externas de un pan. Visité una fábrica que hacía sándwiches para una cadena de supermercados y cada día tiraban 13.000 rebanadas”.
"Con la comida desperdiciada durante un año en el Reino Unido y los Estados Unidos se podría terminar con la hambruna".
Tristram Stuart
También nos habla de fruta y verdura que aún siendo perfectamente comestible, se desecha porque tiene algún golpe o su aspecto no es 100% óptimo. El investigador afirma que “hay supermercados que no admiten manzanas que no tengan un determinado color o combinación de colores entre el rojo y el verde”.
Stuart apunta a las cadenas de supermercados como las grandes responsables del malgasto de comida, pero no se olvida de pescadores, agricultores, empresas que trabajan con alimentos ni tampoco del ciudadano de a pie. Asegura que “en el Reino Unido las familias tiran a la basura un cuarto de la comida que compran”.
En busca de soluciones
Tom MacMillian, director ejecutivo de Food Ethics Council, una organización británica que promulga una política alimentaria sostenible, dijo a BBC Mundo que “es escandaloso que desperdiciemos tanta comida. Completamente innecesario”. Pero también aporta un punto de optimismo: “Estamos viendo algunos supermercados más flexibles con los estándares de calidad, aunque aún hay que avanzar mucho más”.
Hablando de soluciones, Tristram Stuart considera que “hay muchas y sencillas”. Cuenta que en el Reino Unido hay supermercados que ceden a organizaciones que trabajan con personas pobres parte de la comida que, hasta hace poco, tiraban a la basura. “Hace 5 años esto casi no sucedía, pero ahora hay muchas cadenas que se lo plantean”, asegura.
Uno de los problemas, indica, es que “los supermercados no dicen cuanta comida desperdician. Los gobiernos deberían obligarlos, ya que si se publicara se verían obligados a reducir estas cifras por la presión de la opinión pública”. MacMillan va más allá y concluye que la solución pasa por “un estilo de vida más sostenible. En todos los aspectos”.
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