Nuestras mascotas también necesitan Fiestas en paz…
Una de las situaciones que lamentablemente se transforma en algo habitual por estos días es la de perros extraviados como resultado, justamente, del terror que les producen las detonaciones, y que muchas veces lo exteriorizan huyendo del hogar, en una carrera desesperada… hacia ninguna parte.
Sin embargo, no pocos veterinarios coinciden en afirmar que los gatos tal vez sean los que más sufren las consecuencias de la pirotecnia, ya que sufren un elevado grado de estrés que los puede afectar en etapas a veces muy prolongadas, y que se refleja en cambios de hábitos, de conductas o en su alimentación, algo que difícilmente en los perros suceda.
Por otra parte, está comprobado que, para las mascotas, el sonido de las explosiones es equiparable a lo que les ocurre a las personas que han estado en zonas de bombardeos. Claro, la gran diferencia es que los humanos podemos comprender que esos ruidos son por festejos. Pero no es el caso de nuestros fieles compañeros…
Y si a ese detalle no menor le sumamos que los perros y los gatos tienen oídos cuya sensibilidad es varias veces mayor a la de los humanos, no es difícil imaginar por qué los afecta de tal manera la pirotecnia.
Palpitaciones, taquicardia, jadeo, salivación, temblores, sensación de insuficiencia respiratoria, falta de aire, náuseas, aturdimiento y pérdida del control, son los síntomas que se dan con mayor frecuencia.
Estas alteraciones provocan en la conducta animal intentos de escapar descontroladamente, incentivado por el estado de pánico que les generan las detonaciones.
Prevención
Resulta fundamental tomar en cuenta algunas cuestiones básicas a la hora de adoptar medidas que al menos disminuyan los efectos que las explosiones provocan en nuestras mascotas:
Por ejemplo, si no tenemos otra alternativa que dejarlos solos en el hogar, se recomienda evaluar si pueden atravesar vidrios, como así también la presencia de rejas.
También habrá que cerciorarse que, en caso de estar atado el perro, no esté próximo a una pared baja, maderas sueltas o un sillón, porque pueden saltar y quedar colgados del otro lado, y no tienen manera de zafar de esa situación si están solos.
Respecto al uso de sedantes (a los que muchas familias recurren como búsqueda de una solución mágica) el consejo es consultar con el veterinario, y no hacerlo por cuenta propia.
En caso de dejarlos en el interior de la vivienda, se recomienda hacerlo en una habitación en penumbras, con el sonido de una radio o del televisor, sin que les falte agua, alimento y algún juguete.
Y más que nunca, es imprescindible proporcionar a la mascota de un collar con identificación, nombre y nuestro teléfono celular para que, en caso de huir y perderse, pueda ser identificado y volver con su familia.
En definitiva, y sabiendo que lamentablemente no podremos evitar las detonaciones de mil y un artefactos durante estos interminables días de fin de año, al menos asumamos que cada uno de nosotros deba hacerse responsable para proteger de la mejor manera posible a nuestras mascotas.
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