Las mafias controlan el negocio multimillonario de la tala ilegal de bosques
Redacción
BBC Mundial
La tala ilegal genera entre US$ 10.000 y US$15.000 millones a nivel global, según un informe del Banco Mundial.
"La mayoría de las operaciones de deforestación de este tipo son realizadas por bandas de crimen organizado y las ganancias muchas veces acaban en los bolsillos de funcionarios corruptos", asegura el documento titulado "Justicia para los bosques", "Justice for forests".
El informe cita estimaciones según las cuales un gran porcentaje de la madera exportada por algunos países es talada en forma ilegal. El porcentaje es nada menos que de 80% en el caso de Perú y Bolivia y 70% en el caso de Ecuador, según el documento.La lista de países afectados incluye a Indonesia, Madagascar y varias naciones en África y América Latina.
El Banco destaca que algunos países están logrando combatir la tala ilegal penalizando a los responsables a través de la justicia criminal y urge a otras naciones a hacer lo mismo.
"La mayoría de las operaciones de deforestación de este tipo son realizadas por bandas de crimen organizado y las ganancias muchas veces acaban en los bolsillos de funcionarios corruptos"
Informe del Banco Mundial
También señala que las donaciones internacionales deben incluir fondos para fortalecer tanto los sistemas judiciales como los departamentos encargados de monitorear la desforestación.
"Cuando se trata de tala ilegal, debemos combatir al crimen organizado de la misma forma que perseguimos a los narcotraficantes", dijo Jean Pesme, gerente de la unidad sobre integridad en mercados financieros del Banco Mundial.
El informe señala que cada dos segundos se pierde un área de bosque equivalente a una cancha de fútbol en algún lugar del mundo debido a la tala ilegal.
Impunidad
"Cuando se trata de tala ilegal, debemos combatir al crimen organizado de la misma forma que perseguimos a los narcotraficantes"
Jean Pesme, Banco Mundial
El informe encuentra varios paralelos entre la comercialización de la madera talada ilegalmente y las drogas.
"Pero actualmente, la mayoría de los crímenes de tala ilegal no se detectan ni reportan o son ignorados".
"Las investigaciones sobre talas ilegales, en las pocas ocasiones en que tienen lugar, suelen ser poco profesionales y no conducen a resultados concretos", agrega el documento.
"Los casos que llegan ante la justicia tienden a ser los menores y se procesa sólo a personas que acaban cometiendo actos criminales a debido a la pobreza".
La tala ilegal puede darse en situaciones muy diversas, desde el corte de algunas ramas para leña a manos de los habitantes de una aldea, hasta los equipos altamente mecanizados de las organizaciones criminales.
Demanda china
Algunos países como Indonesia y Papua Nueva Guinea han comenzado recientemente a procesar criminales de peso.
Pero los consumidores y gobiernos en los países occidentales también pueden jugar un papel clave en combatir la tala ilegal, según el informe.
En Estados Unidos, por ejemplo, se aprobó hace tres años la legislación conocida como Lacey Act. Las compañías que operan en territorio estadounidense deben probar ahora que la madera que utilizan o importan proviene de fuentes legales.
Varias empresas están siendo investigadas actualmente, entre ellas Gibson, una de las compañías fabricantes de guitarras más reconocidas mundialmente.
En la Unión Europea se aprobó una ley similar, por lo que un número creciente de empresas compra ahora madera obtenida en forma sostenible.
Un informe del centro de estudios Chatham House de Londres concluyó en 2010 que las nuevas medidas habían reducido la tala ilegal en cerca de 25% en los ocho años previos.
El mismo documento urgió al gobierno japonés, uno de los principales importadores de madera, a aprobar leyes similares.
El caso de China también es uno de los más destacados por las organizaciones que combaten la tala ilegal. Con el aumento del poder adquisitivo de un sector de la población china también se ha disparado la demanda de maderas finas.
La Agencia de Investigaciones Ambientales de EE.UU. descubrió hace dos años que camas fabricadas con madera talada ilegalmente en bosques de Madagascar se estaban vendiendo en Pekín en un millón de dólares la pieza.
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