Cómo y por qué hacer casas en el agua
Los gobiernos en el mundo entero están tratando de resolver la cuestión de cómo proveer viviendas baratas para sus crecientes poblaciones. En Holanda muchos creen que la solución no está en la tierra, sino en el agua.
Si cruzas los canales de la capital holandesa verás gente que disfruta de un café en sus terrazas flotantes. Ámsterdam, como muchas ciudades holandesas, está cruzada por una impresionante red de canales.
Aproximadamente un tercio de Holanda está bajo el nivel del mar. Los holandeses han invertido décadas en el desarrollo de formas que les permitan incorporar el exceso de agua en su estilo de vida.
Todo comenzó con la simple casa-bote y ha evolucionado hacia comunidades flotantes enteras.
Ijburg se encuentra a 8km al este del centro de Ámsterdam. Como buena parte de Holanda, Ijburg es un pólder, como se llaman a los terrenos pantanosos que han sido "recuperados" del mar.
Hay calles, parques, oficinas y centros comerciales. Para el visitante desprevenido es difícil notar la diferencia entre la isla creada artificialmente y la que existe naturalmente sobre el nivel del mar.
Principio de Arquímedes
Lo que hace a Ijburg única es que aloja la comunidad flotante más grande de Europa occidental. Situada en un lago, esta área representa la relativamente asequible expansión de Holanda. Las casas están construidas sobre tanques de concreto flotantes bajo la superficie.
Funcionan bajo el principio de Arquímedes: la cantidad de agua que empujas hacia abajo determina el peso que puedes poner arriba. Igual que un barco.
En años recientes, la filosofía holandesa ha pasado de luchar contra el agua a vivir con ella, o más bien, sobre ella. En vez de tratar de tomar más y más tierra del mar, los constructores están explorando maneras de hacer viviendas que suban y bajen con las mareas, con costos razonables.
"Estamos a diez minutos del centro de Ámsterdam, donde puedes comprar un apartmento por medio millón, o incluso un millón de euros", explica Ton van Namen, uno de las compañías detrás de este proyecto.
"Estas casas flotantes también cuestan medio millón, pero te dan un espacio de 160 metros cuadrados lo que, comparado con un pequeño apartamento en Ámsterdam, resulta muy económico".
Las casas flotantes más baratas cuestan unos 390.000 euros (US$485.000). En ciudades superpobladas donde los alquileres son altos y la oferta de viviendas asequibles es baja, buscar una solución en el mar es lógico, le dice a la BBC Ton van Namen.
"En Ámsterdam es denso, apenas hay espacio, así que cuando quieres construir tienes que comprar terrenos muy caros. Aquí el agua es más o menos gratis".
Turistas acuáticos
Todos los veranos autobuses llenos de turistas llegan al pequeño poblado de Delft, cerca de Rotterdam, famoso por su distintiva cerámica azul y blanca. Este año muchos tomaron un desvío para explorar las últimas innovaciones en la vida sobre el agua.
La casa de Miranda Boekee es la atracción principal. La empresaria de salones de manicure está encantada de abrir sus puertas y permitir que deambulen por su sala flotante.
"Hemos ahorrado dinero en nuestra cuenta de electricidad y gas. En el verano el agua se calienta naturalmente y en el verano se enfría", dice.
El arquitecto Koen Olthuis se nos une en la orilla. En estos momentos está manejando varios proyectos en agua en Miami y Dubai. Reconoce que que estas villas flotantes no son una opción asequible para el comprador promedio: más bien, dice, son un modelo al que los productores en masa pueden aspirar.
"Si quieres hacer estas viviendas más económicas debes construir en mayores densidades. Construye casas en fila o edificios de apartamentos flotantes", dice.
"Creo que este tipo de casas son importantes porque si realmente quieres verlo crecer, si realmente quieres que haya más de ellas, hay que construir esas villas. Verlas es creer en ellas. Creo que esta es la próxima generación de casas flotantes".
Lecciones holandesas
Pero es el factor precio no es lo único con lo que construir en el agua puede ayudar.
En todo el mundo, cerca de 3.000 millones de personas viven en ciudades costeras que enfrentan riesgos por los crecientes niveles del mar.
Algunos lugares propensos a la inundación como Lagos, Mumbai y Nueva Orléans están aprendiendo cosas de los expertos holandeses, mientras que Londres está trabajando con empresarios de ese país en su primera comunidad flotante en el este de la ciudad, en la zona conocida el Royal Victoria Dock.
Una de las lecciones más valiosas de la experiencia holandesa es que invertir en alojamiento flotante podría, ultimamente, resultar más efectivo desde el punto de vista económico que tener que trapear después de una inundación.
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