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lunes, 10 de mayo de 2010
¿MALTRATO A ANCIANOS? ¡SECRETO A VOCES!
Fernando González G.
El abandono y maltrato que sufren las personas de la tercera edad es parte de un fenómeno cultural que se presenta en todo el mundo y al cual no escapa la sociedad mexicana: el ser humano ha optado por organizarse en familias nucleares en las que el viejo no tiene cabida.
En México existen siete millones de personas con más de 60 años de edad (7% de la población total), y se estima que para el año 2025 habrán 17 millones, lo cual se debe a la disminución de la tasa de natalidad, por un lado, y al aumento en la esperanza de vida de los mexicanos, la cual es actualmente 72 años.
Ello significa que los recursos gubernamentales para este sector de la población deberán multiplicarse, hecho que en la realidad se antoja sumamente difícil por la situación económica del país y, sobre todo, por la falta de planeación e infraestructura para dotar a los viejos de los satisfactores mínimos que les permitan vivir dignamente el último tramo de vida.
Este panorama no sería tan complejo si la sociedad mexicana conservara los valores y tradiciones que hasta hace relativamente poco permitían que la familia aceptara de buena gana la presencia de los abuelos en su seno. Pero, ¿por qué ha cambiado esta circunstancia?
El Dr. Samuel Bravo Williams, presidente honorario de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de México, institución fundada hace 25 años, señala en entrevista que el abandono y rechazo a las personas de la tercera edad es un fenómeno transcultural, porque antes "el viejo tenía un sitio especial y un rol dentro de la familia y, consecuentemente, también dentro de la sociedad. Pero esto se ha transformado paulatinamente a partir de las tercera década del siglo XX, cuando la familia rural y extendida (en la que convivían abuelos, tíos y demás parientes) se convirtió en un clan nuclear en el que varios de sus miembros salieron, entre ellos lo viejos".
En opinión del geriatra y neumólogo egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México, el desarrollo tecnológico y la dinámica social que se ha instaurado en México y el mundo en las últimas décadas ha promovido que "el viejo pierda posición de rol, es decir, ya no dependemos de su autoridad y conocimiento porque hoy tenemos computadoras y satélites, sabemos al instante lo que sucede en cualquier parte del mundo y antes no existía eso, por lo que tenía que consultarse al viejo para saber qué había pasado con la historia, cuáles eran los ciclos para sembrar e incluso cómo se debía cazar y pescar, pero hoy todo es diferente, por lo cual el anciano es rechazado y significa un estorbo".
Indiferencia, primer paso del maltrato
Pareciera que un signo distintivo de los tiempos modernos es el individualismo y la falta de solidaridad hacia la gente con la que convivimos. La familia, como célula de la sociedad, no escapa a esta realidad y más aún, es, según la opinión de muchos sociólogos y antropólogos, el origen de la metamorfosis que nos ha convertido en seres fríos e indiferentes ante las necesidades de los demás, aunque éstos sean nuestros padres o abuelos.
El Dr. Bravo Williams considera que no se puede decir que exista una intención deliberada de ofender al viejo, pero la realidad indica que el maltrato esta velado. Sin embargo, hay conductas muy claras en relación a la convivencia con la gente de la tercera edad. El primer paso de esta secuencia "es negarle la comunicación, no hablarle ni oírlo y no prestarle las mínimas atenciones; de ahí en adelante se le niega la posibilidad de una buena nutrición porque no se le alimenta correctamente, se le dan las sobras, es decir, no se le ofrece la misma comida que a los demás miembros de la familia".
Asimismo, señala el especialista, "hay aislamiento, se le manda a dormir a las azotea o traspatio dentro de la misma casa familiar, o sea, se le abandona, lo que deriva en maltrato verbal para finalmente concluir con agresión física. Es un fenómeno que se ve todos los días porque no hay educación".
Por mi culpa…
La sociedad en general es insensible ante las necesidades de este sector de la población, y tal parece que todo se circunscribe a un problema educativo, el cual no permite que se rescate el valor y el rol en la vida del anciano.
Sin embargo, Bravo Williams acepta que los viejos también son responsables de esta situación y que han perdido parte de la batalla porque se han abandonado en el desarrollo de la vida, interrumpen su educación y no comprenden que éste es un proceso continuo que debe terminar con la muerte. El especialista lo explica así: "Los ancianos deben aprender computación, manejar medios de comunicación como hoy se estila, no sólo Internet, sino todos los aparatos modernos que se requieran en cualquier profesión.
"La jubilación es la guadaña de la vejez. Es común que un individuo se preocupe sólo por mantener el trabajo que ha realizado durante 25 ó 30 años y cuando lo jubilan no tiene idea de hacer alguna otra cosa más, ni dentro de su casa o su comunidad, y entonces se vuelve un viejo aburrido, se dedica a ver televisión o está encerrado en su recámara, no interactúa con sus hijos y nietos. Todo esto hace que los sujetos que están en proceso de desarrollo, los jóvenes, lo vean como estorbo y lo maltraten".
Sí se puede
La vejez se considera un periodo lleno de sinsabores y complicaciones, pues es común que los ancianos padezcan alguna enfermedad crónica (de larga duración) que en muchas ocasiones provoca incapacidad física o psíquica. Además, como ya se explicó, carecen de preparación suficiente para enfrentar la vida luego de la jubilación, sin olvidar que las pensiones que otorgan los programas de seguridad social son raquíticas y difícilmente les permiten vivir dignamente.
A este panorama hay que agregar, dice el Dr. Bravo Williams, "la situación económica del país, pues los hijos de estas personas deben esforzarse cada vez más para mantener una posición estable, y un viejo que se hace dependiente estorba el desarrollo de sus descendientes y por esta situación tratan de deshacerse de ellos.
"La Sociedad de Geriatría y Gerontología ha pugnado desde su fundación por establecer programas de orientación y capacitación para los viejos; el primer punto es educarlos, para luego educar a la sociedad, porque debe entenderse que es un problema compartido; así, las familias reciben información del gerontólogo acerca de cómo comportarse, cómo interactuar y rescatar los valores y ocupar al viejo en beneficio de su misma familia y comunidad.
El especialista señala que hay diversas acciones para que los viejos sean independientes y autosuficientes, por ejemplo, invitar a dos individuos que viven solos y son propietarios de una casa a que vendan una de ellas, que utilicen el dinero de la venta como fondo de ahorro y que vivan juntos compartiendo los gastos. De igual modo, dividirán labores, si uno sabe manejar hará las compras mientras el otro se queda en casa a hacer la comida. De esta manera, se estructuran familias "postizas" que pueden estar integradas por 4 ó 5 personas.
Es común, afirma Bravo Williams, que "haya ancianos que tienen familia pero no quieren vivir con ella, o viceversa, por lo que nosotros les proponemos que localicen a un pariente de otro nivel generacional que no sea el inmediato descendente (los hijos), por ejemplo, una sobrina que sea madre soltera o una nieta con bajos recursos, para platicar con ellos y sugerirles que vivan juntos. De esta manera se solucionan varios problemas al mismo tiempo, el principal de ellos, la convivencia; se vuelven a formar familias, aunque no sean directas.
Organización ejemplar
Bravo Williams está al frente del Voluntariado para la Tercera Edad Tlalpan, al sur de la Ciudad de México, en la que participan aproximadamente 500 adultos mayores que pertenecen a esta entidad, los cuales se ven favorecidos por diversas acciones. Se les estimula a interesarse por su salud, para lo cual se les explica la manera en que pueden elevar las defensas de su sistema inmunológico, cómo protegerse en invierno y tiempo de lluvias, cómo afectan los cambios de clima en las vías respiratorias, además de que se les practican vacunaciones anuales.
Asimismo, se motiva a la población en general a integrarse como voluntarios y ayuden a cambiar un foco, un apagador, llevarles revistas o periódicos o reparar un vidrio o alguna gotera. La asociación también trata de conseguir camas ortopédicas y sillas de ruedas a personas discapacitadas.
Finalmente, el Dr. Bravo Williams señala que la atención a la vejez está muy descuidada y que el modelo que se sigue en Tlalpan podría implementarse en toda la República Mexicana, porque no cuesta al presupuesto público, sino a la sociedad y a empresas privadas que los apoyan.
A decir del geriatra, cuando se logre que la comunidad se interese por sus viejos, cuando se descubra que estas personas son frágiles, "México será un ejemplo para el mundo de cómo debe atacarse el problema de la vejez, porque la familia por sí sola está demostrando que no puede salir adelante con sus viejos. Se requiere el apoyo comunitario, y cuando se empiece con un programa educativo hacia la comunidad podríamos empezar a construir la infraestructura a base de colonias, villas o granjas, o como quieran llamarle, donde los viejos tengan su asiento y vivienda digna, decorosa y alejada de todos los perjuicios que hoy hemos creado. El problema de la vejez debe de atacarse comunitariamente".
Asimismo, puntualiza el entrevistado, "debería existir un capítulo en la estructura laboral mexicana de educación o preparación para la jubilación, para que todos aquellos que se deban jubilar dentro de 10 años empiecen a ver qué van a hacer cuando no trabajen; sería ideal que hubieran pláticas y reuniones entre las empresas, el gobierno y la misma comunidad para que con este proceso se evite el estorbo, rechazo y maltrato a los ancianos".
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