¿Medicación o Humanización?
Medicación y Humanización no parecen de entrada palabras excluyentes, pero tal como está la actual medicina y los sistemas de salud con frecuencia lo son.
El Dr. Jorge Carvajal pide en su magnífica presentación “Humanización de los Sistemas de Salud“, que hay que poner alma en la medicina y que los profesionales de la salud tienen que escuchar con el corazón.
El Dr. Juan Carlos Giménez, en el artículo “Medicalización de la vida” hace una reflexión de qué es la salud, la enfermedad, quién las define, cómo las farmacéuticas manipulan a la opinión pública con la aquiescencia de los medios de comunicación.
Y en el artículo “Reserve los medicamentos para cuando son imprescindibles”, Juan-M. Dupuis expone una información muy clara del uso y abuso de medicamentos ante situaciones donde lo que el cuerpo nos está indicando es que cambiemos de hábitos de vida, donde los órganos nos gritan: “¡basta ya!”.
Vivimos en una sociedad donde queremos cambios rápidos sin que haya un cambio interno real, que los demás me quiten el problema. Buscamos la píldora mágica que nos quite dolores, malestares y que podamos seguir exactamente con la vida que estamos llevando.
“La Medicina ha avanzado tanto que ya nadie está sano”, afirmaba Aldous Huxley hace más de medio siglo.
El artículo “Reserve los medicamentos para cuando son imprescindibles” nos dice que,
Ante el aumento de los problemas de diabetes, artrosis, enfermedades cardíacas, cáncer, depresión, insomnio, demencias y enfermedades neurodegenerativas, entre otras muchas, la medicina ha reaccionado con gran cantidad de medicamentos que no hacen más que enmascarar los síntomas de las enfermedades.
Sin embargo, añadir medicamentos químicos a unos hábitos de vida que, de entrada, no le convienen a su organismo, sólo deteriorará aún más su salud.
No hay que pecar de ingenuos, pues la mayor parte de los problemas de salud no son más que reacciones naturales de adaptación del cuerpo al maltrato que le infligimos. Se trata de mensajes que nos envían los órganos y que nos gritan: “¡basta ya!”
No corte la comunicación con sus órganos
Impedir que se expresen los órganos es abonar el terreno para que el día de mañana aparezcan problemas de salud aún más graves.
Los médicos no pueden explicarlo a día de hoy y, además, se ha estudiado muy poco este tema, ya que los presupuestos principales se destinan a investigar para encontrar nuevos medicamentos que sean rentables.
Pero yo estoy convencido de que si investigáramos en ese sentido, se demostraría muy rápido que el aumento de la tensión arterial (la hipertensión), el aumento del colesterol, la disminución de la sensibilidad a la insulina, el sobrepeso, el dolor de espalda y el de cabeza e, incluso, el insomnio y la depresión, son reacciones biológicas necesarias, una especie de bombero interior que se pone en marcha para apagar el incendio.
Pero matando al bombero no se apaga el incendio, del mismo modo que romper el termómetro no hace bajar la fiebre.
Pues bien, eso es exactamente lo que hacemos al tomar medicamentos para eliminar los síntomas de esas enfermedades.
… Los medicamentos nos impiden comprender las señales que nuestro cuerpo nos intenta enviar desesperadamente, así que debemos saber reservarlos para las verdaderas urgencias, cuando no hay solución natural posible.
Me ha gustado mucho la reflexión del Dr. Juan Carlos Giménez, “Medicalización de la vida“. A continuación señalo algunos extractos:
La industria farmacéutica y el desarrollo tecnológico participan cada vez más en la definición de la enfermedad en términos biométricos alejados de la experiencia del enfermar, del dolor y de la incapacidad. Se etiquetan como enfermas a grandes poblaciones por el hecho de no ajustarse a unos estándares considerados interesadamente como óptimos. Se define la enfermedad ante síntomas leves, aspectos estéticos, presencia de factores de riesgo, por la probabilidad de padecerla o por el sufrimiento que causan algunos alejamientos de la normalidad o del ideal. Con esta estrategia la industria consigue expandir sus mercados y favorece la creencia de que para todo existe una solución farmacológica que está a la venta. Es decir, la salud es un producto que se vende.
Después de los profesionales sanitarios, los medios de comunicación de masas son la principal fuente de información sobre temas de salud. Su discurso condiciona en la población falsas expectativas sobre una Medicina como ciencia exacta inexistente. Los medios de comunicación favorecen la mitificación de la sanidad creando expectativas que están por encima de la realidad, sin resaltar que la medicina tiene poderes limitados y que los médicos no lo saben todo. Cada vez que se realiza un etiquetado de enfermedad, la consecuencia inmediata es que para cada proceso existe un tratamiento.
… La participación de las compañías farmacéuticas en la definición de una enfermedad es una fórmula contrastada para aumentar el número de enfermos que precisan asistencia médica y tratamiento. Las farmacéuticas defienden así sus legítimos intereses financieros. Pero estos intereses pueden significar un gasto sanitario innecesario y un problema de salud pública. Según el Britsh Medical Journal, es más fácil crear nuevas enfermedades y tratamientos, si la sociedad acepta que muchos procesos normales de la vida necesitan tratarse con medicamentos.
Es brillante la presentación del Dr. Jorge Carvajal “Humanización de los Sistemas de Salud“.
Parece que para que los sistemas de salud estén más humanizados hay que comenzar primero humanizando a los propios seres humanos y a las sociedades que han creado.